El análisis que hizo la Comisión Experta sobre nuestro sistema político concluyó que había una alta fragmentación de partidos en el Congreso, con muchas fuerzas políticas diferentes, e identifica a esto como una de las principales dificultades para gobernar y para que los gobiernos puedan implementar su agenda. El mejor ejemplo de estas dificultades, dicen especialistas, es el actual Gobierno, que tiene que enfrentar negociaciones con 21 partidos políticos representados en el Parlamento. Actualmente, según datos del Servicio Electoral (Servel), existen 13 partidos políticos en formación que, sumados a los 21 existentes, totalizarían 34, si aquellos que se hallan en proceso de conformación consiguen las firmas y se constituyen formalmente. Estos van a tener que apurar su formalización, porque la Comisión Experta está discutiendo dificultar la creación de nuevos partidos y castigar a los díscolos.
De los partidos en formación, hay dos que destacan debido a sus figuras políticas y la mediática irrupción que tuvieron con el plebiscito de salida en el proceso constitucional del 2022. El más establecido es el Partido Demócratas, que cuenta con una bancada de cinco diputados independientes y dos senadores, Matías Walker y Ximena Rincón, que es la presidenta de la organización política en formación. La mayoría de sus partidarios provienen de la Democracia Cristiana y actualmente están en proceso de recolección de firmas.
El mismo origen tuvo el partido en formación Amarillos por Chile, que nació al fragor de la Convención Constitucional. Su presidente, Cristián Warnken, saltó a la palestra comentando sus aprensiones ante la propuesta de nueva Constitución y, con eso, logró incorporar al Rechazo a sectores de centro de la ex Concertación. Si bien Amarillos logró gran exposición en los medios, hoy solo cuenta con un parlamentario, el diputado Andrés Jouannet, que también proviene de la DC.
Competencia para Amarillos y Demócratas
Otro partido en formación, que también empezó dicho proceso el 2022, es Libres. Una agrupación de centroderecha, con domicilio en Providencia, con un eslogan que trata de expresar su espíritu liberal: “Todas las libertades, todo el rato!” (sic). Su presidente es Lucas Blaset, excandidato a diputado por Valparaíso en 2017 y entre cuyas propuestas estaba la privatización de todas las empresas y legalizar todas las drogas. En la última elección presidencial apoyó a Sebastián Sichel.
Otro que está intentando ver la luz es Partido Sentido Común. Liderado por el expresidente del Partido Regionalista Independiente Demócrata (PRI), Rodrigo Caramori, en sus filas tiene a exmilitantes del PRI y al exconvencional Rodrigo Logan, que se hizo conocido en los matinales y por tener muy baja asistencia en el proceso constituyente.
Nuevo Tiempo también está en la lista de nuevos partidos. Este se define como cristiano y entre sus ideas principales advierte que es una colectividad “con principios bíblicos como sus fundamentos”. Creen y reconocen “a Dios como el Padre y Soberano de todo lo creado”. Entre sus objetivos fundamentales se cuentan “establecer y extender los principios del Reino de Dios en Chile”. Su presidente es el mecánico de Sistemas de Aeronaves Juan Paulo Basterrechea, que registra entre sus trabajos haber sido parte de la V Brigada Aérea en la ciudad de Antofagasta.
Partido Ecologista Verde lleva tiempo tratando de ser partido, su inscripción fue el 2015. En sus inicios fue parte del Frente Amplio y de la actual coalición de Gobierno, Apruebo Dignidad. Sin embargo, el 2022 comenzaron el proceso de reinscripción electoral porque el Servel declaró la caducidad de su inscripción y volvió a ser partido en formación.
Varios Verdes
Existen varios partidos que tienen por bandera la lucha ecológica, uno de los cuales es el Partido Somos Ecologistas, que se inscribió recientemente en febrero. Camilo Antileo es miembro del partido en formación y Core metropolitano. Sus bases se fundan en el feminismo y la ecología.
Partido Alianza Verde Popular tiene como eje la ecología y la sustentabilidad. Además, hacen parte de sus principios el hecho de no compartir ni apoyar el uso de “la violencia, ni de los métodos no pacíficos”.
Partido Popular es un partido más ligado a la izquierda y que tiene por presidente a Juan Pablo Sanhueza, excandidato a diputado por el distrito 9 que se hizo más conocido cuando participó del polémico y sensacionalista programa “Sin Filtro”, defendiendo la propuesta de nueva Constitución de la Convención Constitucional. El eslogan de su movimiento es “¡Recuperemos la ilusión!”.
Partido Igualdad es uno en formación desde el 2022, sin embargo, antes fue un movimiento político vinculado a las bases del alcalde Daniel Jadue para competir en las primarias presidenciales que perdió frente al actual Presidente Gabriel Boric.
El Partido Progresista es otro viejo conocido que el 2022 perdió su legalidad por no alcanzar los votos necesarios para mantenerse vigente. Su figura política más conocida es el dos veces candidato presidencial, Marco Enríquez-Ominami.
Fuerza de la Muchedumbre es también un partido en formación, en su caso orientado a cambiar la clase política. “El que no cumple, ‘PAGA’”, dice su página web. Entre sus principios están el derecho a la vida, la libertad integral de cada persona, la igualdad ante la ley, los derechos individuales, la igualdad de oportunidades, el libre mercado, entre otros. Se declara como un partido de centro, representante de la clase media y partidario de un Estado minimalista.
Desde el 2004 hasta el 2023 ha habido 53 intentos de conformación de partidos políticos. Varios de esos intentos fracasaron en el camino. También hubo cuatro movimientos que trataron de transformarse en partidos, pero fueron rechazados por el Servel entre el 2012-2023.
Complicado panorama
Para constituirse como partido político, el Servel exige contar con 0,25% de las firmas respecto de la votación emitida en la última elección y en tres regiones contiguas. El doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, advierte que estos movimientos en formación “difícilmente van a llegar a constituirse como partido”. Esto, porque –a su juicio– si bien las barreras para crear un partido son bajas, “hoy día varios de esos partidos como, por ejemplo, Amarillos y Demócratas, que fueron muy populares durante el proceso constitucional, aún están lejos de lograr la meta”, señala Morales.
Por otro lado, apunta que el voto obligatorio también va a complicar las alternativas de estos movimientos para transformarse en partidos. Ello, “porque el número de gente que va a participar en las elecciones será mayor, entonces, si bien la barrera se puede mantener en ese 0,25%, aumentará la exigencia de número de firmas”. Para Morales, es deseable que la propuesta de sistema político del nuevo proyecto constitucional aumente la exigencia a un 0,5%, para “evitar una mayor proliferación de partidos”. “Si bien la propuesta tiene una puerta de salida del partido hacia la Cámara de un 5% de votos a nivel nacional para que un diputado salga electo, también habría que preocuparse de la puerta de entrada aumentando la barrera”, añade.
El doctor en Filosofía Política y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio, advierte que la discusión sobre la fragmentación de los partidos políticos y la proliferación de estos “es más vieja que el hilo negro”. Los especialistas –puntualiza– siempre van a preferir un Congreso de fuerzas políticas definidas, de grandes coaliciones, porque “eso facilita la gobernabilidad”. Esa configuración –sostiene– es más sencilla para gobernar que “cuando hay 40 partidos chicos y cada uno trata de sacar ventaja de su posición. Eso es lógico, lo vemos en el Congreso todos los días”, añade.
Ahora bien, el subir los umbrales y exigencias para formar partidos, como lo está haciendo la Comisión Experta, “sacrifica cierta representatividad”, dice Bellolio. Además, agrega que si se hacen partidos más grandes, “no todas las minorías van a estar representadas, pero ese es el juego de la política”. La fórmula tiene que apuntar –a juicio del académico– “a un delicado equilibrio que hay que mantener entre gobernabilidad”. Según él, “generalmente los sistemas electorales mayoritarios la consiguen, como el inglés, y mayor representatividad o diversidad de la representación, generalmente, los sistemas proporcionales la consiguen”.