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Más de un centenar de cisnes de cuello negro fueron incinerados hace algunos días, tras ser encontrados muertos o con sintomatología de gripe aviar en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter de Valdivia, en la Región de Los Ríos.

El virus de la influenza aviar (H5N1) proviene de Asia y Europa, debido a las migraciones de aves. En 2021 fue detectado en Centroamérica y a fines de 2022 en Chile. Los primeros casos afectaron a pelícanos, gaviotas y pingüinos, pero se extendió a mamíferos, como lobos marinos y chungungos.

“En este momento lo que está pasando en el centro de Sudamérica en los últimos meses es un evento absolutamente excepcional, nosotros nunca habíamos tenido el ingreso de un virus de alta patogenicidad a esta zona del mundo”, expresó Christopher Hamilton-West, el académico y director del Departamento de Medicina Preventiva Animal, y director de la Unidad de Epidemiología Veterinaria (Epifavet) de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) de la Universidad de Chile.

Según el último reporte de Sernapesca publicado el sábado 25 de marzo, en el primer trimestre de 2023 se reportaron 532 lobos marinos, 234 pingüinos de Humboldt y 6 chungungos muertos en las costas de la Macrozona Norte, siendo las principales regiones afectadas Arica y Parinacota, con 292 lobos marinos muertos, y Atacama, con 139 pingüinos de Humboldt fallecidos.

“Durante estos tres meses del año registramos una cifra histórica de animales marinos varados muertos, correspondiente a 763 ejemplares de estas tres especies. El total de estos animales varados muertos año completo en 2022 fue de 131, y en el año 2021 fueron 120 ejemplares muertos en total. Lo que da cuenta de que claramente estamos frente a una situación anómala, que atribuimos al fenómeno de la influenza aviar altamente patógena, especialmente porque los varamientos de estos meses se concentran en la zona norte”, sostuvo Soledad Tapia, directora Nacional de Sernapesca.

La cifra supera en un 482,4% al total de varamientos, correspondientes a estas especies, registrados en 2022. Una situación similar ocurre en otros países de América Latina. En Perú, por ejemplo, se han registrado alrededor de 600 lobos marinos muertos y más de 55 mil aves también muertas por el virus H5N1.

La alerta ha llevado a las autoridades a tomar medidas como el cierre de todo el borde costero de la comuna de San Pedro de la Paz, en la Región del Biobío, ante la sospecha de gripe aviar por la presencia de más de 20 aves muertas en la plaza de la zona.

El H5N1 en humanos

El miércoles pasado, el Ministerio de Salud informó el primer caso en Chile de gripe aviar en humanos. La persona afectada corresponde a un hombre de 53 años que se encuentra estable dentro de su gravedad.

La subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, precisó que “la gripe aviar no es una enfermedad transmitida por los alimentos, esto quiere decir que es seguro consumir carnes blancas y huevos del comercio establecido”.

“La gripe aviar se transmite por la manipulación de animales enfermos, por lo cual lo que debe hacer la comunidad, si ve animales enfermos, moribundos o fallecidos, es denunciar al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para controlar el foco”, señaló.

El primer caso de una persona contagiada en Sudamérica ocurrió a finales de diciembre en Ecuador, donde una niña de nueve años presentó síntomas gripales y debió ser internada en un centro de salud.

“En general, podemos decir que hay una probabilidad muy baja de que la gente se infecte con estos virus y eso está asociado a que las personas están en contacto con las aves que están enfermas o que están muriendo y que pueden ser silvestres o lo más probable es que sea con aves de corral”, puntualizó el epidemiólogo de la Universidad de Chile.

“Lo que sí es importante destacar es que hasta el momento no hay evidencias de que se pueda transmitir de persona a persona. Estos eventos son muy puntuales y se asocia a personas que tienen alguna condición de salud que puede estar en un mayor riesgo de mostrar signos de enfermedad”, agregó.

La doctora y académica de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Católica de Chile, Galaxia Cortés, explicó que hay que mantener la calma frente a este primer caso, dado que no son comunes los casos de contagios de H5N1 en humanos.

El virus lleva más de 20 años circulando por el mundo, sin embargo, según datos de la OMS, entre 2003 y 2023 se han registrado en el mundo 868 casos en humanos, de los cuales han muerto 457 personas, es decir, la mitad de las personas contagiadas.

“Hasta el momento este virus lleva circulando años y nunca ha ocurrido una infección de humano a humano, no puedo decir que no va a ocurrir, porque todo depende de cómo va evolucionando el virus, pero por eso es importante tener toda la información sobre la genómica de los virus que se están encontrando, especialmente en los mamíferos”, sostuvo Cortés.

Al respecto, el académico del Instituto de Patología Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Austral, Claudio Verdugo, recalcó la importancia que tienen los estudios de monitoreo y vigilancia epidemiológica en poblaciones silvestres.

“Con esa información podemos alimentar a los tomadores de decisiones,  mantener a la población informada y recordar que es una enfermedad que potencialmente puede saltar a las personas”, dijo.

Además, mencionó que la influenza aviar puede tener un impacto principalmente en las comunidades rurales, puesto que las probabilidades de contagio en humanos son más altas en lugares con aves domésticas y de traspatio.

“Generalmente son comunidades pequeñas y en grupos de personas que mantienen aves por subsistencia y en esos lugares existe un potencial de hacer una zoonosis y que así pueda pasar a una emergencia de salud pública”, explicó.

“Yo creo que hay que hacer un llamado a la calma, pero también a hacer caso a las autoridades. Si ven aves muertas, no hay que acercarse ni tocarlas, hay que llamar a las autoridades y, si hay animales que se vean enfermos, también llamar a las autoridades, eso es lo más lógico y seguro”, agregó.

“Todo eso requiere los estudios y el conocimiento que están dentro de distintos centros de investigación y universidades. Por lo tanto, hacemos el llamado desde la academia hacia los servicios públicos a contar con el apoyo de los centros de estudios de las universidades para poder realizar este tipo de investigación y monitoreos a largo plazo”, planteó Verdugo.

Finalmente, recalcó que “durante la pandemia vimos el efecto que tuvo la ciencia y el conocimiento, desde la academia y la universidad hacia los servicios públicos y la comunidad. Vimos cómo se pusieron todos a disposición y fue muy bien recibido, y en este tipo de instancias es necesario integrar a la comunidad académica y a la comunidad universitaria a formar parte con mesas de trabajo y mesas técnicas, para poder en conjunto entregar soluciones, respuestas y más certidumbre”.

Impacto en los ecosistemas

Además, las altas cifras de mortalidad y contagios abren dudas sobre el impacto que pueden tener en el equilibrio de los ecosistemas.

El especialista de la Universidad Austral afirmó que “una enfermedad como la influenza aviar y de alta toxicidad, puede generar un impacto negativo en las poblaciones de animales silvestres. Es un factor más de otros factores que están realizando impacto sobre las poblaciones naturales”.

“Ninguno de esos animales tiene un sistema inmune preparado para resistir a esta enfermedad y por eso vemos este grado de mortalidad”, agregó Claudio Verdugo.

En ese sentido, en el caso del foco de influenza aviar que afectó al Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, donde el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) confirmó que 136 cisnes fueron retirados del lugar, Verdugo explicó que la situación puede ir empeorando y que la mortandad podría afectar entre el 10 y el 15 por ciento de los cisnes del santuario.

El médico veterinario especialista en epidemiología veterinaria y vigilancia activa del virus de influenza aviar, Christopher Hamilton-West, coincidió con Verdugo e indicó que, si una especie está amenazada, los contagios de enfermedades como el H5N1 pueden generar un impacto en la conservación de estas.

“El impacto en temas de conservación en distintas especies va a depender también del grado de vulnerabilidad de las especies. Entonces, cuando una especie, por ejemplo, está amenazada y tiene problemas de conservación, obviamente va a ser susceptible de enfermar y morir por este virus”, aseguró Hamilton-West.

Las aves son las principales afectadas por esta enfermedad, sin embargo, tal como lo mencionan los expertos, otros factores generan que las especies sufran una disminución en su población total. Por ejemplo, los humedales son uno de los lugares donde habitan distintos tipos de aves, sin embargo, estos están desapareciendo en Chile debido a distintas amenazas, como la sequía, la expansión de las zonas urbanas y el auge inmobiliario, la contaminación y el cambio climático.

“Las aves que son susceptibles de estas enfermedades, aves marinas o aves de humedales, habitan lugares que ya tienen problemas de conservación o problemas de protección. Los humedales son lugares bien escasos, bien particulares, cada vez más escasos, con muchos problemas, con cierto aire de protección y con espejos de agua que son cada vez más pequeños, sumémosle la sequía; entonces, todos esos lugares hacen que las aves tengan pocos lugares de hábitat y eso nos lleva a que en estos lugares se concentren muchas aves de distintas especies. Eso significa que la posibilidad y las probabilidades de transmisión entre especies en esos lugares sea mucho mayor, es decir, que se potencian la transmisión y la persistencia de una enfermedad en esos lugares”, sostuvo Claudio Verdugo.

“Vemos que se genera un escenario que es preocupante para la conservación de la biodiversidad”, agregó.

No obstante, Christopher Hamilton-West mencionó que muchas veces es complicado hacer proyecciones de las especies más amenazadas, debido a que el virus va migrando de lugar.

“Depende de la posibilidad que tengan las especies de interactuar con el virus y estar en los mismos lugares por donde se va moviendo el virus, entonces, es súper difícil hacer una proyección de cuál especie podría estar más en peligro o más amenazada”, puntualizó el experto.

“Es muy difícil controlar una enfermedad en poblaciones silvestres, porque tenemos poco control sobre esas poblaciones, son animales que se mueven mucho. Por lo tanto, realizar un control de una enfermedad es bastante difícil”, opinó por su parte Verdugo.

En ese sentido, ambos coincidieron en que la gestión del SAG y Sernapesca es esencial para el control de la enfermedad.

“El SAG y Sernapesca son los que han tenido las mayores actividades los últimos meses, donde ellos están recogiendo y retirando rápidamente estas mortalidades y disipando los cuerpos y tratando de bajar la carga ambiental y eso va limitando que se puedan infectar otros individuos”, detalló el académico de la Universidad de Chile.

“Lo más importante es poder hacer un retiro rápido de los animales que están enfermos o que están muriendo por la enfermedad y, si la gente ve animales con estas condiciones, sobre todo en el borde costero o en lagunas, lo importante es que no se acerque y que avise al Servicio Agrícola y Ganadero o al Sernapesca, entonces ellos van a llegar con todo el equipamiento de protección personal y van a disponer de estos animales”, añadió.


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