Fue el sobreviviente icónico de aquel segundo cambio de gabinete –en menos de un año– del Gobierno del Presidente Gabriel Boric, acontecido el pasado viernes y que marcó el inicio de un nuevo ciclo en varios ministerios, precisamente cuando el oficialismo llegaba al término de su primer año de gestión. Cuestionado y envuelto en varias y recientes polémicas, fue una de las grandes apuestas del Frente Amplio (FA) en el gabinete y, cada vez que lo ha requerido, el Mandatario le ha brindado su apoyo. Marco Antonio Ávila Lavanal (RD), cuya gestión como ministro de Educación ha sido objeto de múltiples críticas, sigue siendo parte del Gobierno, causando sorpresa y expectación.
Fuentes oficialistas revelan que la permanencia del profesor de Castellano en el Mineduc tuvo posiblemente como uno de sus elementos negociadores una especie de blindaje a su autoridad en el ministerio, promoviendo un nuevo ciclo de trabajo, que estará determinado por la labor de los nuevos subsecretarios, Alejandra Arratia (Educación) y Víctor Orellana (Educación Superior). Ambas autoridades son, a partir de ahora, sus “nuevos escuderos”, y la apuesta del Gobierno para evitar la caída de Ávila. Es parte del diseño del Ejecutivo para intentar hacerse cargo de demandas históricas y enmendar el rumbo de una cartera que, en el primer año de gestión, no ha cumplido con las expectativas, principalmente relacionadas con el avance de proyectos emblemáticos de su programa.
De hecho, la llegada de la nueva subsecretaria y el nuevo subsecretario podría ser, eventualmente, una inyección técnica que les permita mejorar su gestión o, bien, una tumba, al caer bajo la sombra de las nuevas autoridades. Arratia y Orellana serán los encargados de “blindar” al secretario de Estado y de intentar optimizar la labor al interior del Ministerio, institución clave y señera, hace varias décadas con problemas asociados a su administración.
Al respecto, entre diversos actores políticos, sindicales y gremiales vinculados de una u otra forma a las demandas de la educación, hay coincidencia en que un eventual análisis crítico y severo sobre la gestión del ministro Ávila durante 2022, no impide creer en la posibilidad de que el titular de Educación pueda empoderarse y volver a construir un liderazgo, uno que sobre sus hombros había depositado Revolución Democrática (RD) –su partido– y el Frente Amplio desde los primeros meses de Gobierno, y antes incluso, cuando decidieron entregarle las llaves de un ministerio tan complejo como codiciado. Hoy, su figura está debilitada, e intentar recomponer su liderazgo es el gran desafío de este “nuevo ciclo” encabezando el Ministerio de Educación.
Desde el Colegio de Profesores y Profesoras, por tanto, consideraron su permanencia en el gabinete como una “oportunidad que tiene el ministro Ávila para darle un reimpulso a su gestión”. Además, a juicio del magisterio, su permanencia en el Gobierno sienta las bases para un nuevo ciclo en el Ministerio de Educación, a partir del ingreso de nuevos subsecretarios. Al respecto, a juicio del presidente de dicho gremio, Carlos Díaz Marchant, si bien reconoce una comunicación permanente con el ministro Ávila durante este primer año de gestión, asegura que “eso no ha estado acompañado de respuestas concretas, oportunas y rápidas a los diversos problemas que hemos venido planteando durante todo el año 2022”.
Lentitud en la respuesta a las demandas y demora en el avance del trámite legislativo de los proyectos en el Congreso, es una crítica hacia la gestión de Ávila en su primer año en el Mineduc que comparten también en la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech). Para Rocío Lecaros Gallegos, vocera de esta, la mayor organización estudiantil en el país y que congrega a la mayoría de las federaciones de estudiantes de las universidades chilenas, “los desafíos del Ministerio de Educación son transversales en todos los niveles del sistema educativo, y todos son igual de urgentes”. Esto porque –a su juicio– “por años la educación ha estado en crisis, y por esa misma razón, hay distintas subsecretarías para trabajar en la búsqueda de soluciones”.
Asimismo, y en lo que respecta a la educación superior, la dirigente estudiantil aseguró que “el desafío es muy claro y no puede pasar a segundo plano, que es avanzar en la condonación del CAE, también en el nuevo modelo de financiamiento, avanzando siempre hacia la gratuidad universal”. Además, la vocera de la Confech hizo un llamado al oficialismo a conectar con su historia. “Es importante recordar que este Gobierno viene de emblemáticas luchas y, por lo tanto, no puede quedar al debe en estas temáticas”, sentenció Lecaros.
Precisamente, y en cuanto al avance del controvertido proyecto de condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE) –una de las demandas históricas de la agrupación estudiantil–, este martes el ministro Marco Antonio Ávila apareció públicamente, luego de ser ratificado en el gabinete, para aclarar que por el momento no es prioridad para el ministerio que encabeza trabajar en esa iniciativa. “Tenemos un conjunto de compromisos como programa de Gobierno, sin embargo, es importante señalar que tenemos como prioridad la reactivación educativa”, enfatizó el secretario de Estado.
“Trabajamos arduamente para tener presupuesto y poner de pie el sistema educativo”, agregó el ministro Ávila –en relación con el aumento del índice de deserción escolar en el último tiempo–, asegurando que la condonación del CAE no es una idea que se ha descartado por completo, y que se evaluará y trabajará durante la gestión del Presidente Gabriel Boric, ya que –en su opinión– “dentro de las líneas de trabajo hay compromisos”. Finalmente, el titular de Educación destacó que “está la deuda histórica a los profesores; la deuda educativa, donde está el CAE y ajustes a la Ley de Educación Pública. Todo se irá implementando en la medida que tengamos los recursos necesarios para ir cumpliendo compromisos”.
Nuevos subsecretarios, nuevo ciclo
No son pocos los cuestionamientos hacia la agenda que el ministro Marco Antonio Ávila impulsó durante 2022 liderando el Mineduc, y entre aquellas voces críticas, la exministra de Educación en el Gobierno de Ricardo Lagos, exmilitante DC y hoy referente político de Amarillos por Chile, Mariana Aylwin, considera que durante el primer año “el ministro (Ávila) anduvo bien perdido, con una agenda lejos de la prioridad, en una emergencia educativa tras pandemia, como terminar con Liceos Bicentenarios, terminar con el Simce, la alfabetización en sexualidad”.
Asimismo, en opinión de Aylwin, “finalmente asumió, como consecuencia de la presión de organizaciones educativas, que la prioridad es la recuperación educativa. El rezago de aprendizajes es enorme, más aún cuando Chile fue uno de los países que más clases perdió, con consecuencias desastrosas en deserción, inasistencia , violencia, salud mental. Espero que la comisión que se constituyó recientemente y los anuncios que se han hecho para la reactivación, cuenten con recursos necesarios”. Además, la exministra de Educación considera que “es un factor de esperanza la llegada de la subsecretaria Arratia. En educación superior este es un Gobierno sin más agenda que el CAE, y ya admitió el Presidente que no podrá cumplir su promesa de campaña de condonarlo, porque fue una promesa incumplible, como tantas que hizo antes de asumir la responsabilidad de gobernar”.
De igual manera, a juicio del diputado Juan Santana (PS), aún presidente de la Comisión de Educación de la Cámara, pero que dejará de serlo en las próximas semanas –y que había sido acusado por la UDI de “no velar” por la integridad de la diputada Delgado tras la bullada discusión con el ministro Ávila, la semana pasada–, existe una agenda muy robusta en materia legislativa, en la cual –a su parecer– se debe centrar el trabajo del Ejecutivo. “De hecho, estamos tramitando el proyecto que pone fin a la doble evaluación docente, que ha sido una demanda largamente planteada por el profesorado, y esperamos prontamente que ingrese la reforma a la ley de la nueva educación pública en el objetivo de ir mejorando el funcionamiento de los servicios locales de educación”, asegura el parlamentario.
Sin perjuicio de eso, Santana valora que el acento del ministerio haya estado puesto en lo que –a su juicio– es hoy lo prioritario, que es precisamente la reactivación educativa, con desafíos inmediatos que se deben enfrentar, tales como el ausentismo, la deserción escolar, la recuperación de aprendizajes, y los climas al interior de establecimientos educacionales, entre otros temas. Y precisamente las mayores expectativas en torno al desempeño de Ávila en el Mineduc tienen que ver con su experiencia como educador y la imagen de un ministro cercano, que –en opinión de analistas– se fue diluyendo en la segunda parte de su primer año de gestión.
Desde la oposición, en tanto, la diputada Marcia Raphael, subjefa de bancada RN e integrante de la Comisión de Educación de la Cámara, planteó que no tiene “la menor duda” de que la permanencia del ministro Ávila corresponde a una decisión “más ideológica que técnica”. A juicio de la parlamentaria, “hoy la situación del sistema educacional es grave, hay ausentismo y deserción escolar, además de una mala calidad en la educación. El 52% de los niños en segundo básico no lee. Tenemos violencia escolar, una preocupante situación de salud mental y, en fin, muchos temas que les preocupan a los padres. Sin embargo, el ministro (Ávila) se equivoca absolutamente cuando dentro de sus prioridades señala que está la creación de un programa de formación sexual. Hoy, una vez ratificado en su cartera, tiene que avanzar en los temas que realmente importan y que son necesarios”, sostiene.
Hay certezas en el oficialismo en cuanto a que el desafío es enorme y, a partir de ahora, el rol que cumplirán tanto Alejandra Arratia, como nueva subsecretaria de Educación, y Víctor Orellana, como subsecretario de Educación Superior, será clave en esta nueva etapa centrada en la reactivación educativa. ¿Podría entorpecer dicha decisión el avance de proyectos históricos y promesas de campaña como la condonación del CAE? ¿Cuán importante será para el Ejecutivo volver a posicionar a Marco Antonio Ávila como una figura política de proyección? Eso está en veremos.