Pese a que ha habido un incremento en comparación a 2020 y 2021, aún no se logra llegar a los niveles de 2019. Expertos apuntan a ausentismo y problemas estructurales, y piden colaboración público-privada.
Fuente: Max Chávez / El Mercurio
El impacto de la llegada del Covid-19 al país en el sistema de salud ha sido gigantesco. Y si bien el virus circula hoy en un nivel que no genera grandes problemas para la red sanitaria, sus efectos aún se hacen notar, lo que se puede observar claramente en los niveles de producción.
En un comienzo, el SARS-CoV-2 generó que prácticamente todos los recursos de la red tuvieran que ser enfocados en atender la enorme cantidad de pacientes que requerían atención: se dispuso incluso de la capacidad privada y se elevó el número de camas críticas en cuatro veces la original. A ese proceso se sumaron un plan de vacunación sin precedentes y el aumento de listas de espera. Todo eso impulsó una fuerte caída de la producción en las atenciones habituales.
Manuel Inostroza, académico de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, asegura que »los datos de producción de 2022 fueron publicados en un informe del propio ministerio, donde se compara con 2021 y se ve un incremento de producción. Pero si uno compara con los datos del DEIS de producción de 2019, se ve que todavía ni siquiera somos capaces de recuperar la productividad prepandémica, habiendo pasado casi tres años y con muchos más recursos, con personal extra contratado para covid-19, pero que con la reducción de la circulación del virus, estas personas están disponibles para realizar otro tipo de atenciones».
Tal como señala Inostroza, a casi tres años del inicio de la pandemia y mientras el sistema de salud ha normalizado su funcionamiento, aún no se logra retomar los niveles de producción prepandémicos. Según cifras del Ministerio de Salud, si se compara, por ejemplo, los egresos hospitalarios de 2022 con 2019, aún se está 6% por debajo. En el caso de las cirugías la diferencia es aún más notoria, ya que las 604 mil intervenciones del año pasado están 38% por debajo de las más de 971 mil de 2019; mientras que en consultas por especialidad la diferencia aún es de 13% (ver infografía).
Manuel José Irarrázaval, asesor del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la U. San Sebastián (Ipsuss), apunta que »todos los estudios que hemos hecho muestran que el mal manejo del recurso en el sector público de la salud es un problema antiguo. En las últimas décadas es visible, pues a pesar de que se han destinado más y más recursos, la productividad del sector no aumenta. Ese es un problema de fondo que requiere una solución drástica que no se va a producir en el corto plazo. Hay que cambiar la estructura de funcionamiento del Ministerio de Salud: que la cartera siga siendo la que hace las prestaciones y simultáneamente la que vigila la calidad es un disparate. Lo otro es que hay que generar una cultura de fiscalización, para sancionar las incompetencias en el uso de recursos públicos».
Inostroza concuerda en que a las debilidades estructurales del sistema »hay que sumar los problemas de ausentismo laboral, que han aumentado con la pandemia. Según los últimos datos del ministerio, en 2021 teníamos 44 días de ausentismo laboral en promedio por funcionario».
Listas de espera
Pero el escenario es aún más complejo: mientras la red asistencial no supere con largueza los niveles de producción que tenía antes de la crisis, no será posible solucionar el creciente problema de las listas de espera, que si bien han disminuido en los tiempos promedio por paciente, en números absolutos sigue creciendo, llegando a más de 2,2 millones de consultas de especialidad y más de 302 mil cirugías electivas.
A juicio de Inostroza, »para que se recupere la actividad y se vaya solucionando este enorme lastre de listas de espera que se generó, se necesita un plan de complementariedad público-privado, porque permite sacarse la mochila que generó el covid-19 en el sistema de salud. Pero estamos hablando de una inversión importante, del orden de US$ 1.000 millones, lo cual es mucha plata y requiere un acuerdo transversal, pero si no, todo lo que se haga va a ser una gota en el océano para enfrentar el problema».
Además de la lista de espera que actualmente se conoce, es probable que con el incremento de la productividad se vaya produciendo un »efecto rebote» que cause incluso más listas de espera. Esto debido a que muchos pacientes que no consultaron ingresarán a las listas una vez que reciban atención.