Resolver listas de espera costaría US$ 671 millones, pero baja productividad del Estado limita posibilidades

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Los costos de las garantías retrasadas equivalen a cerca del 4% del presupuesto del Minsal para este año. Expertos aseguran que una de las medidas a considerar es apoyarse en el sector privado.

Fuente / El Mercurio

Más de 2,7 millones de prestaciones se encuentran atrasadas en el sistema público de salud, y algunas personas esperan años antes de recibir un tratamiento, mientras que otras fallecen aguardando por ser atendidas.

Esta situación, que se arrastra hace años, se agravó con la pandemia y se convirtió en uno de los principales desafíos del Ministerio de Salud (Minsal).

Un informe de la Subsecretaría de Redes Asistenciales permite conocer los costos que el Gobierno señala como asociados a las listas de espera, los que a diciembre de 2023 superaban los $654 mil millones (US$ 671 millones), cifra que sigue aumentando a medida que lo hace la cantidad de personas sin atención.

De acuerdo con el desglose, US$ 297 millones serían para resolver las listas de espera por cirugías, donde hay más de 333 mil intervenciones en la lista, y US$ 374 millones tendrían que destinarse para las consultas por especialidades médicas, donde hay más de 2,4 millones de prestaciones en espera.

El monto total equivale a lo que le costaría al Estado construir dos hospitales grandes, como el proyectado para la zona norte de Santiago, que costaría $323 mil millones; y cerca de 4% del presupuesto anual del Ministerio de Salud, que para este 2024 ascendió a $14,6 billones.

A juicio de Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, la cifra permite evidenciar que »el problema no es de plata. No es que el sistema no pueda tener US$ 671 millones para resolver el problema de la lista de espera. El problema es que, sencillamente, no es capaz de hacerlo».

El exministro del área Emilio Santelices agrega que si bien el monto no es tan alto en relación con el presupuesto de la cartera, »es una cifra que no está hoy día disponible como para disponibilizarla desde Hacienda (…). Incluso si viéramos cuánto estuviera recaudando la reforma tributaria, se iría gran parte de esa reforma solo en listas de espera. Entonces, en términos de magnitud, es sin duda una de las barreras para resolverlo».

»El Mercurio» consultó al Ministerio de Salud sobre los desafíos del sistema y la relación con el presupuesto asignado a este ítem. Alfredo Román, encargado de presupuesto, respondió que el año pasado el presupuesto fue de $35 mil millones, pero que este año debería ser mayor, aunque aún no tienen calculado el monto.

Agregó que aun cuando el Minsal realiza el cálculo y el análisis, al ser un promedio nacional (el costo de acabar con las listas de espera), no cree que permita hacer un correcto análisis de la situación, pero prevé que incluso el valor debería ser menor: »Esa es una estimación por un precio de costeo global de un sistema que lo estamos mejorando», dice.

Apuntan a graves deficiencias en la gestión

Más allá de lo presupuestario, expertos coinciden en que la cifra permite evidenciar que las dificultades del sistema para resolver las listas de espera giran en torno a otras razones.

Según Santelices, »el pensar que solamente poniéndoles plata se resuelven las listas de espera es ir a tapar el sol con un dedo». Y es que uno de los principales problemas que tiene el sistema, dice, »tiene que ver con la gestión y con la productividad que hay al interior de los hospitales».

Lo mismo plantea Raúl Aguilar, investigador sénior del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la U. San Sebastián (Ipsuss): »La lista de espera nunca se va a acabar porque los recursos son finitos y restringidos. La pregunta es: ¿podemos ser más productivos con lo que tenemos? Y la respuesta es sí. Porque en el caso contrario, resulta que con US$ 600 millones solucionamos la lista de espera. Y no, la lista de espera no se va a acabar nunca».

»Tenemos menos infraestructura que los países OCDE, pero de la poca que tenemos, no la estamos ocupando al tope. Si estamos operando los domingos y no estamos alcanzando, habrá que ir al sector privado», dice.

Y Sánchez añade: »La capacidad productiva que tiene el sector público de salud y sus procedimientos, sus mecanismos de gestión, la productividad que tiene el recurso humano actualmente, los pabellones, etcétera, no dan para resolver las listas de espera (…). La única solución que tiene el sector público de salud para resolver las listas de espera es comprar servicios (al sector privado)».



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Director del Hospital de Llanquihue explica mejora en gestión con nuevo Sistema de Información

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Fuente / TXS Plus

El Servicio de Salud del Reloncaví sigue profundizando su proceso de Transformación Digital, poniendo especial énfasis en su red de establecimientos hospitalarios. Tres de sus ocho hospitales de baja complejidad comenzaron a utilizar ficha clínica electrónica, dejando atrás el uso del papel. Es así que, a través del Sistema de Información Hospitalario (HIS) Rayen Eloísa, el Hospital de Calbuco, el Hospital de Llanquihue y el Hospital de Frutillar están registrando la información de sus pacientes de manera digital, agilizando la gestión sanitaria y mejorando la calidad de la atención a sus pacientes.

Este HIS dispone de distintos módulos para los establecimientos de salud, ajustándose a las necesidades de cada centro: administrativo, clínico, urgencia, gestión de camas, hospitalización, quirúrgica, bodega y farmacia hospitalaria. El Hospital de Llanquihue, que atiende a una población beneficiaria de casi 20.000 personas, implementó este servicio en agosto de 2023, teniendo disponible todos estos módulos para la atención de sus pacientes.

El director del establecimiento, doctor Anselmo Campos Rivera, explica el importante cambio que ha tenido el recinto hospitalario al digitalizarse: “Al trabajar con esta ficha clínica digital, hemos implementado un sistema que ha revolucionado la manera en que gestionamos la información médica. La introducción de una ficha única digital ha permitido un enfoque más ordenado en el registro de datos, asegurando una mayor eficiencia en el manejo de la información. Además, esta transición hacia lo digital no solo ha representado un ahorro significativo en el uso de papel, sino que también ha fortalecido la privacidad de nuestros pacientes al garantizar un acceso más controlado a sus registros médicos”, señala.

“Este cambio ha tenido un impacto positivo en la calidad de la atención que ofrecemos en nuestro hospital. Al optimizar los procesos de documentación, hemos logrado abordar de manera más efectiva las necesidades médicas de nuestros pacientes. La ficha clínica digital se ha convertido en una herramienta invaluable que facilita la toma de decisiones clínicas y promueve una atención más personalizada y eficaz. Estamos comprometidos a seguir aprovechando al máximo esta tecnología para mejorar continuamente nuestros estándares de atención médica y garantizar el bienestar de nuestros pacientes en todo momento, pues colabora en la calidad de la atención y en el trato usuario, al ser todo digitalizado”, sostiene el Dr. Anselmo Campos.

Para concretar la implementación del sistema de información hospitalaria, el Hospital de Llanquihue y sus funcionarios tuvieron un fuerte respaldo por parte de la empresa Rayen Salud -que provee este HIS-, según cuenta el director del recinto: “El acompañamiento fue excelente. Por la experiencia que habíamos tenido en la implementación de este sistema en el Hospital de Calbuco, se le hizo una pequeña charla a los funcionarios y la puesta en ejercicio fue muy buena y rápida. En tres semanas levantaron todo. Fue bien expedita la capacitación, el acompañamiento que hicieron por parte de la empresa. Durante dos semanas venían en las mañanas y en las tardes”, explica Campos Rivera.

El proceso tecnológico continuará en el Hospital de Llanquihue, ya que pronto se instalarán monitores de urgencia para mejorar la atención a los pacientes. “Cuando me hablan de modernización de la salud, nosotros siempre lo que buscamos es la satisfacción del usuario. El tiempo de espera es un gran requerimiento de los usuarios. Tenerlos informados es una responsabilidad por la Ley de Deberes y Derechos de los Pacientes”, sentencia el profesional del Hospital de Llanquihue.



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Las lecciones de Estonia en el manejo digital de la información médica de los pacientes

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En 2008 comenzó a implementarse un sistema que, entre otras medidas, permite acceder de manera online a la ficha clínica de la población, facilitando la portabilidad de estos datos, sin descuidar su inviolabilidad.

Fuente / VCT El Mercurio

Una persona sufre un infarto y requiere una ambulancia con urgencia. Luego de que sus familiares la piden vía online o telefónica, el personal de la ambulancia, en el trayecto, ingresa en una tableta un código único de identificación del paciente y puede acceder a todo su historial médico, independiente de dónde se haya atendido. Tras recoger al paciente y evaluar su estado, envía nueva información al hospital de destino para que tengan todo listo a su llegada.

Este es un ejemplo del tipo de cuidados al que puede acceder un ciudadano de Estonia. Allí, el 99% de los trámites oficiales ?como pedir un certificado, renovar el carnet o votar? puede hacerse en forma online. La salud no escapa a esa dinámica: la nación europea está considerada pionera en el área de la sanidad digital. En 2008 comenzó un proceso de renovación que hoy cuenta con un portal nacional de salud, en donde se puede acceder a la historia médica completa de la población.

Un sistema que ha permitido abaratar costos, facilitar diagnósticos y optimizar la atención y tratamientos; que ha inspirado a otros países y que, a juicio de expertos, también puede servir de guía a nivel local.

En Chile, este año se retomó un proyecto en el Congreso que busca la portabilidad de la ficha clínica entre diferentes prestadores. Aunque por ley (de Derechos y Deberes de los Pacientes) esta información, que incluye consultas, resultados de exámenes y diagnósticos, pertenece a cada persona, los datos no pueden ser intercambiados entre diferentes centros médicos.

En la práctica, lo anterior provoca que en muchas situaciones se deban repetir exámenes al cambiar de centro de salud, lo que, además de encarecer la atención, puede retrasar el diagnóstico y tratamiento.

»Países avanzados, como Estonia, que llevan años trabajando en digitalización de datos, lograron establecer la base que falta en Chile: qué se va a compartir y cómo. Sin eso, no se puede hacer nada», enfatiza Alejandro Mauro, médico y jefe de Transformación Digital de la Clínica Alemana.

»Aquí falta por definir cómo compartir la información, un formato de intercambio, y qué tipo de información médica. Una ficha clínica es gigante e incluir todos los registros que hay en ella en la portabilidad no tiene sentido», agrega.

Precisamente, eso fue el primer paso que evaluó Estonia.

»Los datos de salud digitales comenzaron a ser predeterminados en la atención médica en Estonia en 2008», explica a »El Mercurio» Erika Piirmets, digital transformation adviser del e-Estonia Briefing Centre, una de las entidades encargadas de administrar esta información.

El mecanismo »se basa en la infraestructura digital que existe aquí desde principios de 2000: autenticación sólida de identificación personal electrónica (un código único e inviolable por persona), interoperabilidad de diferentes organismos gubernamentales y bases de datos que se ejecutan con un mismo software, que es la plataforma de integración para el intercambio seguro de datos», precisa.

Piirmets aclara que no existe una »súper base de datos» para alojar la información de forma centralizada, sino que »todos los proveedores de servicios médicos alojan de forma segura sus datos en sus servidores, pero compartiendo su acceso».

»Estandarización es la palabra clave», agrega Tõnis Jaagus, jefe de la División de Salud del Estonian Health and Welfare Information Systems Centre. »Al crear el servicio, todos deben estar de acuerdo: pacientes, profesionales de salud, organizaciones médicas, hospitales y todas las partes interesadas».

Atención personalizada

Jaagus reconoce que el tamaño de su población ?Estonia tiene poco más de un millón 300 mil habitantes? fue una ventaja, al igual que el hecho de que no existen tantos proveedores de atención médica. »En 2024 ya hay 166 millones de documentos médicos diferentes disponibles en el sistema».

Estos datos, agrega Piirmets, están »abiertos por defecto» para todos los profesionales médicos con una licencia de ejercicio válida. »Como los datos pertenecen legalmente a la persona, cada una puede acceder al Portal del Paciente y ocultar partes o todos sus datos médicos» (a ciertas empresas, por ejemplo).

En el portal los pacientes también pueden declarar, por ejemplo, si quiere ser donante de órganos. »Los datos también pueden ser utilizados fuera de la atención sanitaria», precisa Jaagus. »Lo hace la Oficina de Seguridad Social, que es responsable de las evaluaciones de discapacidad y pensiones asociadas». También se recurre a esta información para renovar la licencia de conducir, sin necesidad de pasar por el examen médico que es requisito en el país.

En el mismo portal queda un registro que permite a la persona ver quién ha revisado sus datos médicos (ver recuadro).

Otra de las innovaciones es la e-Prescription, un sistema centralizado de recetas médicas: el médico emite una receta de forma electrónica, a la que puede acceder la farmacia una vez que el paciente muestra su tarjeta de identificación. Allí también aparecen los subsidios médicos estatales a los que el paciente tiene derecho, y los descuentos asociados. Hoy, el 99% de las recetas se emiten electrónicamente.

El sistema incluso ya opera en conjunto con países como Finlandia, agrega Jaagus. »Lo mismo ocurre con otros países conectados al sistema, como España, Croacia y Portugal».

Junto con optimizar la atención de salud, la iniciativa busca »avanzar hacia una atención sanitaria personalizada», dice Piirmets. Esto se complementa con el Biobanco de Estonia, a partir de la recopilación voluntaria de datos genómicos.



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Ya son más de mil millones las personas que viven con obesidad a nivel global

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Chile es el quinto país con mayor prevalencia de esta patología en niños y adolescentes varones. El llamado es a fortalecer las políticas públicas y a trabajar con la industria por productos más sanos.

Fuente / El Mercurio

Más de mil millones de personas ?niños, adolescentes y adultos? viven hoy con obesidad en el mundo, según un análisis global publicado ayer en la revista científica The Lancet. Esta tendencia, junto con el descenso de la prevalencia de personas con bajo peso desde 1990, hace de la obesidad la forma más común de malnutrición en la mayoría de los países.

Para el estudio ?realizado por la NCD Risk Factor Collaboration en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS)? se analizaron las medidas de peso y estatura de más de 220 millones de personas, de cinco años o más de edad, de unos 190 países, incluido Chile. Se buscaba comprender cómo cambiaron la obesidad y el bajo peso desde 1990 hasta 2022.

En los adultos, las tasas de obesidad aumentaron en más del doble entre las mujeres (de 8,8% a 18,5%) y casi se triplicaron en los hombres (de 4,8% a 14,0%) en el período analizado. En total, se estima que en 2022 vivían con obesidad casi 880 millones de adultos, una cifra cuatro veces y media mayor que los 195 millones registrados en 1990.

Asimismo, las tasas mundiales de obesidad se han más que cuadruplicado en niñas (de 1,7% a 6,9%) y niños (de 2,1% a 9,3%), con aumentos observados en casi todos los países. La cifra total de niños y adolescentes afectados por la obesidad en 2022 era de casi 160 millones, frente a los 31 millones de 1990.

En Chile, entre los adultos, había 3,4 millones de mujeres con obesidad en 2022, con una prevalencia de 45,2%, un aumento de 27,8 puntos porcentuales desde 1990. En hombres se registraron 2,4 millones con obesidad (prevalencia del 34,1%, un aumento de 23,7 puntos porcentuales respecto a 1990).

El documento destaca que uno de los mayores aumentos de obesidad infantil y adolescente se registró en el país: la magnitud del incremento superó los 25 puntos porcentuales entre los varones. De hecho, Chile es el quinto país con mayor prevalencia (32,9%) de obesidad en niños y adolescentes (de 5 a 19 años) del sexo masculino en 2022, con 620.000 que vivían con obesidad. Y se calcula que ese año había 400.000 niñas y adolescentes con obesidad (22,0% de prevalencia, un aumento de 16,2 puntos porcentuales desde 1990).

»Desde hace muchos años que en nuestro país hemos estado viendo un aumento sostenido del número de personas que viven con obesidad. Estos resultados, si bien no son sorprendentes, nos dejan muy preocupados», dice Rodrigo Muñoz, cirujano digestivo bariátrico y presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Metabólica.

»Esto corrobora lo que ya se estaba planteando hace 20 años. Es algo que se veía venir y, si bien se han hecho algunos esfuerzos, no han sido suficientes», coincide Jean Camousseigt, nutriólogo de la Clínica Dávila.

Mejoras en la economía

Mónica Manrique, nutrióloga, coordinadora del Programa de Obesidad Médico Quirúrgico y jefa de la Unidad de Nutrición Clínica de la Clínica MEDS, opina que »la transición desde la desnutrición a la obesidad en los países como el nuestro se ha dado principalmente por mejoras graduales en la economía, lo que ha cambiado el tipo y cantidad de alimentos consumidos por la población, incrementando el acceso a los alimentos de menor costo que son los ultraprocesados, aumentados en grasas (saturadas) de origen animal, exceso de sal y azúcares».

Esta malnutrición, agrega, »se asocia además a la alteración de los otros cuatro factores de estilo de vida: disminución de la actividad física, alteración de los ritmos biológicos (como los horarios de comidas), disminución de las horas de sueño y alteración de la salud mental (como el aumento del estrés crónico)».

El problema es que »las personas que viven con obesidad ?una enfermedad crónica y multifactorial? tienen una mayor probabilidad de tener una serie de enfermedades como la hipertensión, la diabetes, el colesterol elevado, apnea obstructiva del sueño y tienen más riesgo de adquirir algunos cánceres», señala Muñoz. Además, añade, »desde el punto de vista emocional, los pacientes sufren mucha discriminación, incluso depresión y aislamiento social».

En términos de qué se puede hacer de manera individual, Muñoz señala que »las recomendaciones son tratar de tener una alimentación más saludable, disminuir al máximo el consumo de los azúcares en cualquiera de sus formas y favorecer mucho la actividad física».

Chile ha dado »señales muy positivas durante los últimos años» a nivel de políticas públicas. »Desde hace algunos años está la Ley de Etiquetado, que ha logrado modificar mucho la composición de los alimentos. También, se han establecido distintos planes, como el Elige Vivir Sano, y la cirugía bariátrica ?una de las alternativas más eficaces para los pacientes que tienen obesidad mórbida? ha logrado tener un acceso a poblaciones que antes no podían hacerlo mediante el beneficio que instauró el gobierno hace dos años atrás, que es el bono PAD de cirugía bariátrica».

A juicio de Manrique, aún hay acciones que se tienen que tomar, como »reconocer la obesidad como enfermedad crónica e implementar una guía de tratamiento a través del país». Asimismo, se debe lograr que »la industria colabore también con productos más sanos».



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