Exministro de la Corte Suprema Pedro Pierry: «El TC nunca debió haber sido utilizado en el caso de los indultos»

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Cuando parlamentarios de la oposición decidieron llevar el caso de los indultos al Tribunal Constitucional (TC), el tema se judicializó y adquirió un lenguaje de especialistas difícil de comprender para el ciudadano de a pie. Esto favoreció, en cierto modo, al Gobierno y al ministro de Justicia, Luis Cordero, porque sacó la polémica del ámbito político y encapsuló el asunto entre abogados constitucionalistas y el mundo académico. Fueron pocos los espacios donde se explicó en detalle lo que estaba discutiendo el TC y las consecuencias de haber acudido –por primera vez desde el retorno de la democracia respecto a dicho tema– al Tribunal Constitucional. En esta entrevista, el exministro de la Corte Suprema Pedro Pierry explica las repercusiones que tendrá lo ocurrido en futuros casos de indultos y, además, si puede seguir insistiéndose en el ámbito judicial con este caso.

Pierry tiene una larga carrera en el Poder Judicial, donde se desempeñó como ministro de Corte Suprema entre los años 2006 y 2016, para luego ser abogado integrante de la misma desde el año 2018 a 2021. Durante su período como ministro, presidió la Tercera Sala del máximo tribunal entre 2014 y 2016 y fue ministro del Tribunal Calificador de Elecciones desde 2010 a 2014, entre otras varias posiciones. Actualmente, es profesor de Derecho Administrativo en la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, asesor del Comité Contencioso Administrativo del Consejo de Defensa del Estado, asesor del Comité Judicial de la Contraloría General de la República y consultor de la oficina de abogados Quintana Ried Flores.

-¿Qué opina sobre la reciente resolución del Tribunal Constitucional (TC)?
-Este es un tema esencialmente político, no es un tema jurídico. Aquí se ha tratado de darle a este debate un carácter jurídico, tensionando a las instituciones, porque buscan obtener una solución jurídica frente a un problema que no es jurídico.

-¿Por qué no es jurídico?
-No es jurídico porque la atribución presidencial de los indultos es una atribución esencialmente discrecional. De hecho, si “Jack el Destripador” fuese chileno, y hubiese sido encontrado y condenado, el Presidente podría indultarlo si lo estima conveniente. Ahora, eso por supuesto que tiene consecuencias políticas, pero no es un tema jurídico. Ahora bien, reconozco que puede haber eventualmente algún tipo de argumento jurídico, pero es un argumento que no tiene medios idóneos, podría ser un juicio ordinario, que tardaría años, mucho más de lo que dure este Gobierno.

-¿Y qué le parece que se llevara el caso al Tribunal Constitucional (TC)?
-La misión del Tribunal Constitucional (TC) es revisar la constitucionalidad y este no es un problema de constitucionalidad, es un problema de legalidad. De hecho, en mi opinión, el TC debió apostar por su inadmisibilidad. Finalmente creo que lo declaró admisible porque la opinión pública no habría podido entender dicha decisión, pero creo que era improcedente recurrir al TC, y lo único que se logra enviándolo al TC es tensionar a la institución.

-¿Por qué es un problema de legalidad?
-El tema de la legalidad, en el caso de un acto discrecional como este, está sujeto a cuáles son los motivos del Presidente. Es el acto administrativo el que debe ser analizado. Y dicho acto administrativo tiene sus fundamentos que justifican su legalidad. Por lo tanto, y entendiendo que desde el punto de vista jurídico es muy difícil de cuestionar ese tipo de actos administrativos, si existe cuestionamiento habría que abordarlo en un juicio ordinario que dura años. Desde el punto de vista político, esto puede tener otras consecuencias que pueden discutirse.

– ¿Cuál puede ser esa discusión política?
-La discusión política excede mi análisis. Creo que, desde el punto de vista jurídico, no hay vías idóneas para cuestionar esta resolución presidencial que está basada en la discrecionalidad. El TC nunca debió haber sido utilizado en el caso de los indultos.

-¿Cuál es el efecto en el TC de este caso?
-Cuando a una institución, llámese TC o Corte Suprema, que tiene que fallar en derecho, se le plantea un asunto que es esencialmente político, cualquiera que sea su resultado, será irremediablemente cuestionado desde el punto de vista político. Entonces, la institución es la resentida, pero se resiente porque se le plantea una cuestión que es de carácter político. El tema de los indultos está terminado desde la perspectiva jurídica.

-¿Y qué opina del comportamiento del ministro del TC, José Ignacio Vásquez, que no estuvo de acuerdo con adelantar del jueves al martes la votación?
-Eso es irrelevante.

-¿Cómo podría revertirse la decisión del Presidente Boric?
-Acá no está en duda la constitucionalidad del decreto. Se podrá discutir acerca de su legalidad, y en ese punto digo que no hay vías idóneas, y que un juicio ordinario duraría muchos años. En un juicio ordinario, para pedir la nulidad de un acto, puede demorar siete u ocho años. La otra vía para pedir la nulidad del acto podría ser un recurso de protección, pero se requiere de la garantía de alguien que haya sido vulnerado, por lo que tampoco procedería en este caso. Tampoco es viable pedirle al Presidente que invalide el decreto, ya que la invalidación no es un recurso sino que una facultad.

-Desde el retorno a la democracia han existido innumerables indultos, ¿por qué solo en este caso se ha recurrido al TC?
-Me parece que este asunto, al tener un impacto político, ha provocado que se instalen todos estos recursos en el TC. Todas las declaraciones que hemos visto son a causa del impacto político. La verdad es que a mí no me parece bien que se utilicen instituciones de carácter jurídico, para tensionarlas y obligarlas a pronunciamientos políticos que lo único que provocan finalmente es el desprestigio de la propia institución. ¿Quién queda mal con esto? El TC, y se tensiona una institución que debería ser respetada.

-¿Y qué opina de que existan indultos presidenciales?
-Se trata de una facultad presidencial que está en la Constitución. Ahora que se está haciendo una nueva Constitución, a lo mejor debiese regularse que quizás el Presidente pueda indultar previo informe favorable de una comisión, entre otras opciones. La facultad de indultar per se, es una facultad que está en gran parte de las legislaciones del mundo. A modo de ejemplo, Donald Trump antes de dejar la Casa Blanca indultó a varios amigos suyos que estaban presos.

Ahora que van a cambiar la Constitución podría abrirse una discusión que es netamente legislativa y constitucional. Recién se les ocurre que es posible que haya que legislar respecto al indulto.

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Estar donde quiero estar: Los Bunkers en la intimidad de su regreso

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Son las dos de la tarde del 5 de marzo del 2023. Voy en una van conversando con Mauricio Durán. En realidad nos vamos riendo, porque el guitarrista y uno de los principales compositores de Los Bunkers le muestra un video del comediante Felipe Avello a Larissa Carpinteyro, su pareja de nacionalidad mexicana, que va sentada junto a él. Yo estoy en la otra fila, en un asiento individual a la altura de ellos y, al  escuchar la voz de Felipe, no puedo evitar reírme y comentar que soy fan de “Pececillo”. En la misma fila, detrás mío, va somnoliento Álvaro López, vocalista del grupo, con el que recordamos brevemente un concierto en Concepción en homenaje a Jorge González y su obra, producido por el mítico Ricardo Mahnke, gestor de la primera presentación de Los Prisioneros fuera de Santiago en 1984.  En el homenaje, Álvaro interpretó junto a la orquesta sinfónica de la ciudad canciones del ex Prisionero, y fue el mismo día en que lo entrevisté por primera vez. Detrás de Álvaro duerme su hermano, el bajista Gonzalo López, y en la última fila, el baterista Mauricio Basualto se estira para dormir en los asientos del fondo.  Desde que me reuní con ellos a las doce del día en la ‘Casa Bunker’ en la comuna de Providencia, la palabra “cansancio” ha aparecido varias veces.

Abrir las puertas que mandé a cerrar

Cuando llegué, Mauri Durán llegaba a la casa junto a Larissa, con una marraqueta y otros alimentos en una bolsa. Después de saludarnos y entrar, me guió hasta la cocina y preparó desayuno: panes con palta y mantequilla para él y su novia, mientras que a unos metros, en el patio, Mauricio Basualto se zambullía en la piscina de un piquero.

En la van, a las dos con diecisiete de la tarde, Francis Durán, compositor, guitarra, teclado y voces, parece concentrado, taciturno, con la vista fija hacia al frente. A su lado, con los ojos cerrados, va Cecilia, su pareja, también Mexicana. Francis lleva puestos lentes de vidrio rojos y usa una camiseta con la imagen de Gato Alquinta, músico fallecido del grupo chileno Los Jaivas. La prenda que viste es parte de la colección de poleras de Gráfica Popular, emprendimiento textil independiente. Entre los asientos de los hermanos Durán, los adolescentes Julieta López –hija de Álvaro– y Gabriel Durán –hijo de Mauricio– conversan mientras revisan la bolsa de golosinas que Tabaré Couto –actual mánager de Los Bunkers, de nacionalidad uruguaya, autor de libros musicales y conocido productor discográfico en la industria chilena– llevó para amenizar el viaje de la banda hacia el ensayo general, que se materializará en la localidad de Curauma, en la Región de Valparaíso, a 120 kilómetros de Santiago. Los chiquillos deciden compartir una bolsa de “Tikas”.

Larissa contempla en silencio el paisaje por la ventana. Al mirar también hacia afuera, veo a los árboles y montañas ir en retroceso, como si el tiempo fuera hacia atrás y llegáramos a Santiago otra vez. Seguimos en inversa, se hace de noche, de día, de mañana, de tarde, y llegamos a un momento de hace cuatro días, en el que Los Bunkers ofrecieron un show sorpresa y gratuito para fans y amigos de la banda, en la añosa discoteca Blondie que se levanta en el centro de Santiago. El local ha resistido el paso del tiempo, manteniéndose vigente con fiestas de corte kitsch, bailables góticos y los eventos “Open Blondie”. Al encuentro con Los Bunkers asistimos seiscientos corazones, y palpitamos juntos con el emocionante reencuentro, previo a la cita histórica oficial del fin de semana en el Estadio Santa Laura. En el lugar, el espíritu Bunker se apoderó de los presentes, se metió en el cuerpo a través de la cerveza y por los poros gracias al sudor que estaba en el ambiente. Para muchos, Los Bunkers se han convertido en la última gran banda de rock chilena y se brinda por ello golpeteando los vasos de plástico que emiten un suave clin, perpetuando de esta manera uno de los reencuentros musicales más esperados de la última década.

Es imposible no asociar el momento con la reunión de Los Prisioneros en el 2001: estamos frente a un hito similar de la música chilena en cuanto a convocatoria y atención mediática. Incluso, la cantidad de años distanciados es parecida, ambas agrupaciones hicieron un alto de casi una década. Que Los Bunkers hoy sean un suceso, jamás lo advertimos los veinteañeros renegones de principios de los dos mil. Ellos no lo saben, pero yo no era pro Bunkers. Durante los años que el grupo saltaba al éxito, pensaba que eran una copia de Los Tres y cambiaba de canal, dejando de ver el videoclip de “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín”, grabado en el Parque Forestal. Esa era yo y esos eran mis amigos también. Existía en esa época una predisposición negativa con el grupo, sobre todo para los que éramos de una generación un poco mayor. Parecía ser que si te gustaban Los Bunkers, estabas traicionando de alguna manera a Los Tres. Qué bajón.

A veces me pregunto: ¿qué diría yo si mi versión del año 2001 hubiese sabido que Los Bunkers en el 2023 se convertirán en un suceso y que sería yo precisamente quien escribiría desde su intimidad los entretelones de su última semana de preparativos para sus shows en el Estadio Santa Laura?

Camino sin disfraz

En Curauma nos recibe un equipo de personas de AudioPro, compañía de sonido que trabaja milimétricamente en los detalles de lo que será el sonido y puesta en escena de los conciertos del fin de semana. El lugar es un galpón enorme, lleno de cajas de sonido, cables, micrófonos y personas de distintas disciplinas poniendo lo mejor de sí para que el grupo suene y se vea a la altura de las circunstancias. Reconozco a Guayi, vocalista de Papa Negro, banda funk muy respetada en los 90, que hace años se dedica profesionalmente al universo de las visuales para conciertos. También está una eminencia del sonido: el productor musical Chalo González, a quien tengo la oportunidad de acompañar minutos más tarde y mirarlo trabajar en su espacio.

Los Bunkers llegan a hacer grabaciones de varios videos promocionales, que invitan a escuchar en diferentes plataformas “Rey”, su nuevo single, y también a ver el videoclip que fue grabado en el Parque Cultural (Ex Cárcel) de Valparaíso y dirigido por la destacada cineasta chilena Cami Grandi. Los observo trabajar y me llama la atención que, sin organizarse, se turnan la palabra espontáneamente ante las cámaras, para repetir un texto improvisado. Son divertidos, bromistas, se siente que la conexión está ahí, que el engranaje está aceitado: se mueven las piezas de esta gran máquina de creación y complicidad que son Los Bunkers.

En el segundo piso hay un catering para el grupo y su staff, y en ese lugar hay un ventanal. Desde ahí diviso a Álvaro subir a prepararse un segundo café. Los hermanos Durán hablan con Guayi sobre detalles de las visuales,  Basualto espera sentado en su batería, lleva una polera negra de Rolling Stones con letras rojas y Gonzalo sale a fumar. A mis espaldas, Julieta y Gabriel cantan a dúo “Siniestra” del disco Canción de lejos, y mientras los miro, me doy cuenta de que él lleva puesta una camiseta negra con el rostro de Jorge González y la leyenda “Maldito Sudaca”.

Minutos después comienza el ensayo, me siento en el suelo, a lo india. Alrededor, todas las personas trabajan y yo también. Tomo nota mientras veo a Álvaro avanzar hacia al frente pandero en mano. Ensayan las posiciones de los músicos, simulan la interacción con el público, se considera al respetable en todo momento, como si fuese un integrante más. Francis toca con una belleza de guitarra Gretsch de color crema con detalles en dorado, mientras que Basualto azota su batería. Y así avanzan durante tres horas sin interrupciones. Sin duda, uno de los secretos del éxito de esta banda es la rigurosidad, el perfeccionismo, la persistencia. Francis Durán está atento a cada detalle, en el lugar hay una ley intrínseca que tiene que ver con el respeto por las visiones y opiniones de los demás. La intimidad de Los Bunkers es esta, diluida en aquello que llamamos cotidianidad.

Álvaro viste bermudas y camiseta negra. Lleva un jockey negro con una estrella roja al centro y zapatillas urbanas de color negro. Ha pasado más de una hora y media y Los Bunkers no se detienen. Tocan una tras otra las 31 canciones escogidas para musicalizar su retorno como banda. Sobre la mesa de la cocina hay dulces Suny, bebidas, leche, té, café, vasos de plumavit, azúcar y endulzantes. Hay pasteles y galletas. Sándwiches vegetarianos y carnívoros. Por la ventana se ve al grupo ensayando y asomados están Julieta y Gabriel, cantando y adivinando cuál será la siguiente canción.

La formación cambia y Basualto camina con un bombo leguero hacia adelante, los demás miembros le siguen avanzando en fila con guitarras y bajo acústico. De esta manera, dan inicio a una sección de temas desenchufados, con las canciones “Pequeña serenata diurna”, “La exiliada del sur”, “El detenido” y “Si estás pensando mal de mí”. Las versiones suenan a tardes de sol y se sienten crocantes, como tostadas con mantequilla derretida, al igual que mi alma en ese momento.

Tabaré está atento a lo que pasa de manera integral. Mauri Durán calza bototos, pantalones camuflados y polera negra. Coronan su look los pelos revueltos de su peinado. “No me hables de sufrir” solo gruñe y comienza “Bailando solo”, entrelazada a los acordes de “Wicked Game” de Chris Isaak, tocados al inicio por Mauri. El ensayo incluye los movimientos de todos sobre el escenario durante la canción y los pasos de baile de Álvaro.

Curauma se sacude.

Gonza anda con jeans azules ajustados y una polera súper ancha de color gris con un estampado de la Fórmula 1, tiene el pelo tomado y, cada tanto, bebe desde una botella jugo que trajo de su casa. En un momento sube al segundo piso y mira con entusiasmo las cosas que hay para comer. “A ver, ¿qué hay?”, dice, “¡qué rico!”. Como lo veo vitrineando la comida, aprovecho de recomendarle un par de cosas que probé, pero me dice que está en plan de desintoxicación. Luego de eso se sienta en el sillón donde también estoy yo. Tengo en mi mochila el libro Canciones de lejos (Guadalajara, Enrique Blanc, 2021). En ese texto varios autores escribimos sobre la relación musical entre México y Chile. A mí me encomendaron hacer un texto sobre la historia de Los Bunkers en el país de Juan Gabriel y, para hacerlo, los entrevisté a todos por diferentes vías en plena pandemia. Le pregunto a Gonza qué le pareció mi trabajo, y me cuenta que no lo ha leído aún. Como tengo el libro en mis manos, se lo paso abierto en el capítulo de ellos para que lo hojee, veo que comienza a leer y no se detiene hasta que lo termina. Me impresionó que haya tenido la disposición de leerlo completo, le tomó media hora, y lo hizo después de haber ensayado durante tres horas seguidas y sin haber comido nada. Pero así fue. Su comentario de vuelta vino con una sonrisa: “Gracias, está bien armada la historia, quedó super bueno”.

Cinco días después, la prueba de sonido se ejecuta en el Estadio Santa Laura, ubicado en la comuna de Independencia. El recinto ha sido escenario histórico de encuentros musicales importantes en momentos difíciles. Ahí actuaron alguna vez Nino García, Mauricio Redolés, María Paz Santibáñez, Sol y Lluvia, agrupaciones y artistas con discurso y conciencia social. A eso de las tres de la tarde nos encontramos ahí. En el camarín hay comida para ellos y los que estamos trabajando. Los Bunkers tienen un solo camarín para toda la banda, lo que me parece bonito y hasta nostálgico, porque algunos grupos se manejan en esos ámbitos por separado. Montado en una carpa de telas blancas, con iluminación en morado, el camarín Bunker tiene un par de espejos de cuerpo entero, dos ventiladores de pie, sillones y pufs grises y negros, un colgador de ropa, flores, y cosas para comer dulces y saladas. Mauri entra al camarín y allí me presenta a Alejandro Zambra, importante escritor chileno radicado en México que está escribiendo sobre el retorno del grupo desde que comenzaron los encuentros de los integrantes en México. Con Zambra hablamos acerca de escribir en medios y lo mal pagado que es este trabajo.

Salgo.

Voy al medio de la cancha y me siento en el suelo. Al estar ahí me acuerdo de Nito Mestre, cuando me contó en una entrevista que se sentó en medio del estadio River Plate a escuchar la prueba de sonido de Paul McCartney cuando tocó en Argentina en 1993 y él lo teloneó. La hija de Mauricio Basualto observa con atención y saca fotos al escenario. Tengo una pulsera de acreditada que dice Montaje, y sobre el escenario tocan Los Bunkers para catorce personas. Álvaro dice irónicamente por micrófono: “Llegó poca gente, pero igual estamos agradecidos de los que vinieron a esta jornada”. Saca risas y aplausos de los presentes.

Tabaré se pasea por el escenario con las manos en la espalda. Lleva el ritmo con su cabeza. Mira el suelo mientras se mueve. Está el papá de los hermanos Durán presenciando el trabajo de sus hijos. Le cuento que me emocionó el momento en el que Mauri habla de él en su libro (Canción para mañana, Planeta, 2022), específicamente cuando habla de cómo fue su primer acercamiento a la guitarra y donde él, su padre, tiene un rol fundamental. Le digo que a mí también me marcó una experiencia junto a mi papá, que fue quien me llevó a mi primer concierto a los 12 años. Con dificultad, por lo fuerte que suenan los instrumentos, él me cuenta que llevó a sus dos hijos a un concierto de Los Prisioneros en el año 88. Mauri tenía diez años y Francis cuatro. Fue el primer concierto de rock para ambos. Me dice que cada vez que se intentaban ir del lugar, los niños lloraban, querían quedarse, maravillados con lo que veían. Él y su esposa decidieron subir a sus hijos a los hombros para que pudieran ver el espectáculo hasta el final y, cuando llegaron a la casa, ambos tenían moretones en el cuello causados por los saltos eufóricos de los pequeños que se movían al compás de las canciones de Los Prisioneros. Mientras me relata estos pasajes de su vida y su familia, logro dimensionar la fascinación temprana de los hermanos Durán con la música, además de escuchar de boca de su propio padre cómo se comportaron durante ese recordado concierto. Sin duda, pienso, comenzar el camino de la música yendo a ver a Los Prisioneros en los años 80, y que además ese sea tu primer concierto de rock, hace que todo tenga un sabor a destino.

“Me voy a bajar una pendejésima”, le dice Francis a Chalo González por micrófono, mientras suben al escenario la bola disco gigante del segmento de la canción “Bailando solo”. Un rato antes había pasado por ahí y me saqué una foto junto al elemento estrella de mitad del concierto antes que lo elevaran sobre el escenario. Álvaro bromea haciendo los cánticos que Freddie Mercury hacía para interactuar con su público: “Eo, Eeeeeeooo”.

Las horas pasan, el sol se aleja dejando de iluminar y la tarde aterriza con un poco de frío. Estoy sentada sobre el escenario, el lugar donde en menos de veinticuatro horas se escribirá historia. Los Bunkers continuarán trabajando hasta avanzada la noche: deben vestirse con la ropa que usarán el fin de semana para grabar algunas escenas del documental de su regreso. Este último trecho los pilla agotados, se hace tarde y parece que no terminan más. Mauricio Basualto se pasea, está cansado, aburrido y con frío. Preocupado porque mañana no estará bien para el show. Los otros Bunkers se sientan, conversan entre ellos, ha sido una jornada cansadora.

Puedo ser quien quiero ser

A las cinco cuarenta y dos minutos del día siguiente, ingresan los últimos alimentos al camarín de Los Bunkers, que llegaron pasadas las seis de la tarde alegres y motivados. Un rato después, es la hora del esperado “meet & greet” y los músicos toman posición para recibir a sus invitados: fanáticos que llegan con poleras y vinilos para que los integrantes se los firmen. Se sacan fotos, hacen videos y, luego de eso, algunas personas del universo artístico chileno entran a saludar. Los comediantes Alison Mandel junto a Pedro Ruminot, también la actriz Catherine Mazoyer y, al final, hace ingreso la cantante Myriam Hernández, que se saca fotos con el grupo manifestándoles su total admiración. Después de eso caminamos con Mauri hasta detrás del escenario, voy a hacerle algunas preguntas en formato entrevista como lo he hecho con sus compañeros, con la idea de robustecer mi crónica. Mientras caminamos, le digo con chispeza “Soa Myriam” y me contesta “Mío, mío, quiero tu amor solo mío” cantando. Por supuesto que yo me sumo, también sé las canciones de Myriam. “Tiene buenas canciones”, me dice.

Marcelo Aldunate es un destacado hombre de radio, exdirector de Rock & Pop, histórico promotor y amigo de Los Bunkers. Para estos shows oficia como “DJ Aldunate” y tiene al público en llamas con su set, en el que incluye con resultados efervescentes “El baile de los que sobran” de Los Prisioneros. En el momento en que salimos con Mauri, suena la noventera “Connected” de Stereo MC’s y, desde el escenario, Antonella Sigala, que registra la performance de Aldunate, al vernos nos apunta con su cámara y nos registra bailando con un video y algunas fotos. En ese momento, un poco más allá, están Francis Durán y Gonzalo López, junto a su esposa y el pequeño Damián, su hijo.

Natalia Pérez, líder de Cancamusa, se prepara para abrir la jornada que quedará para la historia. A las siete de la tarde subo detrás de ella por las escaleras del costado del escenario. Está un poco nerviosa, pero de fondo suena “Aleluya” de Cecilia La Incomparable, nuestra diva del pop. Nada puede salir mal después de esta señal divina. La presencia femenina en este retorno no me es indiferente. Hay camarógrafas, managers, tour managers, directoras audiovisuales, fotógrafas, incluso yo sumo en el conteo de mujeres trabajando alrededor de la banda, ocupando posiciones que hace unos cinco años les hubiesen pertenecido en mayoría a colegas varones. Pero ahí estamos, nos reconocemos y celebramos que las cosas han estado cambiando positivamente para nosotras.

Llevo puesta una camiseta con una viñeta de Jorge González, diciendo “Mejor, compremos chocolates” del dibujante Malaimagen. Voy caminando por el pasillo que une a todos los camarines en el backstage y, al fondo, veo a Guayi con la cabeza inclinada hacia un lado viéndome avanzar. Cuando estoy suficientemente cerca, descubro que está intentando leer el texto de mi polera, y al darse cuenta de que es una de las letras del disco Corazones de Los Prisioneros, me dice concluyente: “Tú eres como un griot de la música chilena”. Días después supe lo que significaba: “Un griot es un narrador de historias de África Occidental. El griot cuenta la historia como lo haría un poeta, un cantante de alabanzas o un músico ambulante”.

Mientras Cancamusa actúa, algunos técnicos reposan en hamacas que instalaron debajo del escenario. Los últimos vestigios de luz del día se viven con cierta ansiedad dentro del backstage. Falta media hora para el show y Los Bunkers se concentran en su camarín. Hay un silencio generalizado y una suerte de nerviosismo contento en el ambiente. Los últimos trabajadores que están ahí se retiran para tomar posición en sus puestos: técnicos, sonidistas, audiovisuales. Tabaré acompaña a los muchachos en todo momento, en minutos caminarán por el túnel que los llevará a transitar el comienzo de su futuro.

En la cancha, la prensa está atochada, llegaron camarógrafos y fotógrafos de distintos medios, todos esperan capturar con su lente el esperado momento. Se apagan las luces, el público grita, aúlla, llora incluso. La emoción es colectiva, sale de las bocas, de los ojos y de las manos de la audiencia, se eleva en forma de nube hasta llegar a lo alto de la bola disco. Los zapatos del público están listos para bailar todos en la oscuridad. Todos estamos donde queremos estar. Suena por los altavoces “Solsbury Hill” de Peter Gabriel, y por las pantallas se proyecta la letra de la canción: “Hijo”, dijo él, “toma tus cosas, he venido para llevarte a casa”.

Créditos: 

Escrito por Johanna Watson 

Arte: @Jofreconjota 

Fotos: Johanna Watson 

 

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Alivio para la billetera fiscal: Diputados rechazan idea de legislar proyecto de «autopréstamo» de las AFP

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La Cámara de Diputados y Diputadas rechazó la idea de legislar el proyecto de reforma constitucional para permitir el “autopréstamo” de fondos previsionales.

La iniciativa impulsada por el Partido de la Gente (PDG) y los diputados Pamela Jiles (IND) y René Alinco (IND), recibió 39 votos a favor, 96 en contra y 10 abstenciones. Necesitaba 89 favorables para su aprobación.

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El “autopréstamo” pretendía que las personas puedan retirar hasta el 15% de sus ahorros y luego reintegrarlos en un plazo de hasta cinco años.

El Gobierno se había mostrado en contra de la moción, argumentando que generaría “incertidumbre” en los mercados financieros.

El Ministro de Economía, Nicolás Grau, lanzó directamente una advertencia sobre el proyecto y cualquier nueva intervención sobre las Administradoras de Fondos de Pensión (AFP). Aseguró que aumentaría la inflación y perjudicaría a quienes no tienen fondos.

Grau destacó que, gracias a las políticas del Gobierno y el trabajo del Banco Central, la inflación ha disminuido, y se espera alcanzar una inflación del 5% para fin de año precisamente si no se aprueban los retiros ni los autopréstamos.

La moción se traduce en un alivio para la billetera fiscal y por tanto un triunfo para el Ministro de Hacienda, Mario Marcel, luego de la estrepitosa derrota de la Reforma Tributaria.

Recordemos que la Comisión de Constitución de la Cámara Baja rechazó en enero el proyecto, por lo que pasó a Sala con informe negativo.

Durante su intervención, el ministro Marcel se enfocó en recordar a los diputados los efectos que los retiros desde los fondos de pensiones tienen en la economía. Habiendo afirmado anteriormente que la moción era un retiro encubierto, el jefe de Teatinos 120 decidió abordar la cuestión de la inflación y explicó que al menos el 5% de la inflación más alta en Chile se debe a los retiros de fondos de pensiones previos.

Además, el titular de Hacienda señaló que si no se hubieran producido los retiros, especialmente el tercero, la inflación no habría superado el 10% en este ciclo. En cuanto al último retiro, Mario Marcel argumentó que tuvo un impacto negativo en los mercados, ya que se produjo cuando la economía estaba empezando a recuperarse. El ministro finalmente enfatizó que la oleada de retiros transmitió la idea de que eran imparables, lo que agravó la situación.

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Ministro Cordero responde a críticas contra fallo del TC sobre los indultos: «Uno debe tener cuidado con deslegitimar las instituciones»

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El ministro de Justicia, Luis Cordero, abordó las críticas contra el fallo del Tribunal Constitucional (TC) que rechazó las impugnaciones -presentadas por senadores de Chile Vamos y Demócratas- contra siete indultos otorgados por el Presidente Gabriel Boric. Al respecto, sostuvo que “uno debe tener cuidado con deslegitimar las instituciones”.

Uno de los críticos contra el fallo del TC fue el senador Iván Moreira (UDI). “Deja la sensación de que el TC se convirtió en complice de la impunidad”, dijo el legislador.

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“Uno debe tener cuidado con deslegitimar las instituciones cuando son utilizadas y luego descalificarlas si pierde, eso habla muy mal de quienes interponen ese juicio”, dijo el secretario de Estado en conversación con Radio Cooperativa.

“En un sistema democrático las instituciones son permanentes, tienen un set de atribuciones, y una de las reglas básicas del sistema democrático es que cuando me someto a un tribunal, acepto su decisión, me sea favorable o no”, añadió.

En esa línea, sostuvo que “hay que tener cuidado, especialmente cuando son las personas que usan las instituciones las que luego las descalifican”.

“Uno no puede evaluar las instituciones a la carta, y vale no sólo respecto al TC, sino también a la Corte Suprema cuando hay sentencias desfavorables. Hay que tener cuidado con los juicios políticos contra las instituciones a la carta, porque daña el sistema democrático en general”, complementó el titular de Justicia.

Votos del TC

Recordemos que el TC rechazó ayer los requerimientos contra siete indultos otorgados por el Presidente Boric.

En el primer requerimiento sobre los indultos particulares concedidos a Bastián Campos, Claudio Romero, Felipe Santana y Brandon Rojas, estuvieron por rechazar los requerimientos la presidenta del órgano, Nancy Yáñez, y los ministros Nelson Pozo, María Pía Silva, Miguel Ángel Fernández, Rodrigo Pica y Daniela Marzi. En tanto, quienes estaban por acoger las impugnaciones eran los ministros Cristián Letelier y José Ignacio Vásquez.

Por otro lado, y sobre los beneficios otorgados por el Mandatario a Jorge Mateluna, Luis Castillo y Jordano Santander, quienes estuvieron por rechazar fueron la presidenta Yáñez, Nelson Pozo, María Pía Silva, Daniela Marzi y Rodrigo Pica. Quienes estuvieron por acoger fueron Miguel Ángel Fernández, Cristián Letelier y José Ignacio Vásquez.

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