Cinco tipos de terapia para casi cualquier problema de salud mental

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Existen varios tipos de tratamiento psicológico y para hacer una elección acertada hay que entender qué proporciona cada cuál.

Fuente / Qué Pasa / *Juan Malouff, profesor asociado, Escuela de Ciencias Sociales, Cognitivas y del Comportamiento, Universidad de Nueva Inglaterra

Existen varios tipos de tratamiento psicológico y para hacer una elección acertada hay que entender qué proporciona cada cuál.

Ha tomado una decisión trascendental: buscará tratamiento psicológico para su depresión, ansiedad, abuso de sustancias u otro problema de salud mental.

Entonces, su mente puede volverse hacia la pregunta de qué tipo de tratamiento se adapta mejor a usted. Incluso para hacer esta pregunta sofisticada, debe darse cuenta de que existen varios tipos de tratamiento psicológico. Para hacer una elección acertada, debe comprender lo que proporciona cada tipo de terapia.

Veamos varios tipos de psicoterapia (también conocida como terapia de conversación) que tienen el potencial de ayudar con casi cualquier problema de salud mental.

1- Terapia cognitiva conductual

La terapia cognitiva conductual (TCC, su sigla en inglés) es muy común y en la que el terapeuta explora los pensamientos y comportamientos que se relacionan con el objetivo de su terapia.

Supongamos que se ha sentido deprimido durante meses. Los pensamientos relevantes pueden ser que nadie te quiere y que no vales nada. Los comportamientos relevantes pueden incluir permanecer en su hogar y evitar el contacto con los demás.

Es probable que el terapeuta lo ayude a cuestionar la precisión y la utilidad de esos pensamientos y encontrar pensamientos de reemplazo. El terapeuta podría alentarlo a hacer más por diversión y a interactuar más con los demás.

2- Terapia de aceptación y compromiso

En la terapia de aceptación y compromiso, se le pedirá que acepte sus pensamientos negativos como suyos (independientemente de si son correctos) y que también acepte sus emociones negativas.

El terapeuta lo alentará a mirar sus pensamientos y emociones como algo separado de usted para que pueda examinarlos de manera más objetiva. La aceptación podría reducir tus sentimientos negativos sobre ti mismo.

También explorará sus valores y lo alentará a comprometerse a actuar de acuerdo con ellos. Si valoras la amabilidad, por ejemplo, el terapeuta podría alentarte a mostrar amabilidad con los demás.

3- Terapia psicodinámica

Un terapeuta psicodinámico te ayudaría a explorar tu infancia, en busca de traumas y dificultades con tus padres. Si no se sintió amado por sus padres cuando era niño, consideraría si sus padres brindan una representación justa del mundo entero.

Podrías considerar hasta qué punto mereces amor ahora como adulto. También puede obtener información sobre cómo sus primeras experiencias influyen en sus expectativas actuales y afectan sus emociones y comportamiento.

Es posible que te encuentres transfiriendo al terapeuta tus sentimientos hacia tus padres y luego te des cuenta de que los demás no son tus padres y que ya no eres un niño sin amor.

4- Terapia narrativa

En la terapia narrativa, explorarías las historias de tu vida, particularmente las historias que parecen persistir.

Si era un extraño en la escuela, reacio a participar en actividades sociales, puede pensar en sí mismo como un solitario. Como adulto, a pesar de que participa plenamente y con éxito en las interacciones sociales en el trabajo, es posible que siga pensando en sí mismo como un solitario.

En otras palabras, la historia que te cuentas a ti mismo permanece sin cambios a pesar de tu éxito social en el trabajo, y te sientes deprimido por estar solo.

Al tomar conciencia de la historia de tu vida, creas distancia de la historia y puedes encontrar formas de cambiar la historia (la narrativa). En esencia, reescribes la historia de una manera realista para convertirte en la persona que quieres ser.

5- Terapia centrada en la persona

En la terapia centrada en la persona, a veces llamada consejería de apoyo, el terapeuta escuchará atentamente, se esforzará por comprender la vida tal como usted la experimenta e intentará comprender e incluso sentir sus emociones.

El terapeuta mostraría cariño e interés en ayudarte, con la expectativa de que puedas encontrar tu propia manera de superar la depresión.

Una mezcla de estilos a tu medida

Puede preguntar a los terapeutas potenciales qué tipo de terapia brindan. Muchos dirán que son eclécticos, lo que significa que intentan elegir métodos que se adapten a cada cliente y problema específico. Pueden combinar métodos de diferentes tipos de terapia.

También pueden usar métodos populares, como el entrenamiento de atención plena, que no se ajustan a ningún tipo de terapia específico. El entrenamiento de atención plena implica centrarse en la respiración y ser consciente del aquí y el ahora.

Puede solicitar un terapeuta ecléctico para proporcionar cierto tipo de terapia o ciertos métodos de terapia. Una vez que el terapeuta lo conozca, puede discutir sus preferencias y decidir los métodos de terapia a utilizar.

¿Cómo puedes decidir cuál?

Quizás se pregunte qué tipo de terapia suele funcionar mejor. La respuesta no está clara. Mucho depende del cliente específico, el problema y el terapeuta.

La mayoría de los tipos de terapia funcionan moderadamente bien para tratar a las personas con depresión. La psicoterapia también parece ser razonablemente efectiva para otros tipos de problemas psicológicos.

La TCC tiene la evidencia más sólida para tratar una amplia gama de problemas psicológicos (incluido el trastorno de estrés postraumático). Sin embargo, la TCC tiene la mayor evidencia en parte porque está muy estudiada (por ejemplo, para tratar fobias específicas).

La terapia de aceptación y compromiso también está respaldada por pruebas sustanciales, al igual que la terapia psicodinámica. Los efectos de la terapia narrativa y la terapia centrada en la persona no se han estudiado tanto.

Algunas personas, incluidas aquellas con depresión o psicosis, pueden beneficiarse al recibir psicoterapia y tomar la medicación prescrita por un médico de cabecera o un psiquiatra.



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Estado social y subsidiariedad – El Mostrador

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Una de las bases institucionales y fundamentales a las que debe ajustarse la futura Constitución consiste en que Chile será “un Estado social y democrático de derecho”. Esto implica un cambio de enfoque respecto al modelo subsidiario vigente.

En un esquema subsidiarista el Estado interviene por excepción, con una doble restricción: cuando los particulares no están en condiciones de llevar a cabo una determinada función social, y solo si la institucionalidad pública ha intentado corregir la falla o incapacidad de los individuos que pudieron realizar la actividad.

Este planteamiento configura, al mismo tiempo, a la libertad de empresa como un derecho que debe expandirse tanto como sea posible a la mayor cantidad de áreas. Son, pues, la oferta y la demanda lo que optimiza la asignación de bienes, incluso aquellos que se refieren a prestaciones sociales, porque allí donde puede operar el mercado, debe excluirse al Estado.

Por contraste, la cláusula del Estado social opera con un contenido normativo que reconoce de entrada un aspecto de la condición humana que no puede ser satisfecho sin intervención estatal: lo social. Esta acción estatal puede consistir en regular, planificar, garantizar o proveer directamente una determinada prestación.

El Estado social asume a diferencia de lo que supone la subsidiariedad que cuando se trata de las condiciones vitales de existencia de las personas no es posible generar un resultado virtuoso a partir de la mera espontaneidad de la oferta y la demanda.

Nada de lo anterior significa sustituir toda la actividad particular por actividad estatal (algo inimaginable, considerando que el Estado social no deroga el capitalismo ni el mercado), sino simplemente excluir la prioridad expansiva de la libertad de empresa de lo social, habilitando, al mismo tiempo, a la institucionalidad democrática para que sea la ley aquella que configure el régimen más apropiado en un determinado sector. Esta es la razón por la cual el Estado social es, además, “democrático”.

Precisamente, las bases institucionales concuerdan con lo que se viene diciendo, al indicar que el Estado social se despliega “a través de instituciones estatales y privadas”, lo que decididamente significa descartar una prioridad para que los privados desarrollen actividades económicas en materias sociales y, por lo mismo, el Estado social deroga la subsidiariedad (de lo contrario, la cláusula solo habría hecho mención a las instituciones privadas).

Por lo anterior, una disposición que establezca la subsidiariedad en la nueva Constitución contradice la cláusula del Estado social ordenada por las bases institucionales, restringe al legislador democrático futuro y, de admitírsela, generaría un texto contradictorio, lo que sería un defecto técnico de redacción que debe evitarse.   

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Más que maquillaje y pelucas: la cultura drag en Chile

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Maquillajes coloridos, atuendos con brillos, pelucas gigantes y creatividad son los principales componentes de la cultura drag, que durante los últimos años se ha expandido hasta el país. Si bien no existe una definición única sobre lo que significa ser drag, sus representantes sí señalan que se trata de una forma de liberación para la comunidad LGBTQ+, o para cualquier persona que desee atreverse. 

‘‘El drag es un arte multidisciplinario donde puedes desarrollarte en diferentes áreas, el maquillaje, la moda, el humor, la música, la performance, la necesidad de comunicar’’, dice David Montoya, también conocide como Danae Paz en la escena nacional. 

Tampoco es claro el origen concreto de la cultura drag, ya que existen teorías de que este tipo de arte comenzó a desarrollarse durante el siglo XIX en Reino Unido. ‘‘El transformismo existe en el teatro y el mundo desde antes que se conociera a la comunidad LGBTQ+ como tal’’, señala Danae Paz en conversación con El Mostrador Braga

Lo que sí es conocido es que su popularidad tomó fuerza en New York, entre los años 60 y 90. Durante ese mismo tiempo, quienes participaban de esta cultura se veían expuestas a la discriminación y violencia hacia la comunidad LGBTQ+. Por lo que el drag era su forma de visibilizar su identidad. 

Un ejemplo ilustrativo es el documental The Queen (1968), que cuenta la historia de la drag queen Flawless Sabrina, quien fue arrestada múltiples veces por vestirse como mujer. La pieza audiovisual también aborda la historia de otras drags y sus vivencias respecto a sexualidad, discriminación, entre otros temas. 

the queen

Créditos: IMDb.

Los inicios 

‘‘Mi gusto por el drag nace a los 14 años. Un día me resfrié y me quedé en casa con mucho tiempo libre y un internet con ganas de ser explorado. Me encontré con un millón de videos de ‘Amigas y Rivales’ de Fausto, una de las primeras discotecas LGBT del país’’, cuenta Paz. 

“Amigas y Rivales” es un reality web chileno, con alta popularidad en internet debido a la participación de destacadas artistas del mundo drag nacional, como Connie Dacardill, La Pola, Katiuska Molotov, Botota Fox, entre otras.

Este programa fue el que motivó a Danae a continuar interesándose más y más por este tipo de performance. Bastó un solo año para atreverse y realizar sus primeras presentaciones frente a un público. ‘‘Hice drag por primera vez a los 15 años, en unas alianzas del colegio, interpretando a Lady Gaga en la coreografía y a Christina Aguilera para el concurso de imitación, por mi claro parecido con la artista’’, señala entre risas. 

La presentación fue llevada a cabo en un colegio religioso, sin embargo, para Danae no fue problema personalizar a aquellas divas del pop. De hecho, desde sus compañeros y establecimiento no hubo ningún tipo de crítica. Sin embargo, a pesar de esto, sí decidió no contarle a su familia, ya que eran un poco más conservadores. 

Así, fueron años en los que los lazos de sangre de David no se enteraron de la existencia de Danae. ‘‘Fue hasta los 20 –que supieron– y a los 22 se los planteé como algo a lo que me quería dedicar. Ya estaba grande, así que no había mucho que aceptar o no’’, relata. 

La situación que narra, sobre ocultar el drag a la familia, suele ser muy común dentro de esta comunidad. Principalmente, por la exclusión y discriminación que viven estas personas. De hecho, ante esta situación es que surgen las houses o casas.

Una casa se conforma de un grupo de personas que comparten un apellido drag y compiten o realizan presentaciones en conjunto. Pero, también se desarrolla una relación de afectividad y apoyo. Por ejemplo, en Estados Unidos una de las casas más populares es The House of LaBeija (@officialhouseoflabeija), fundada alrededor de los años 70 y que hasta la actualidad está vigente. 

Crystal LaBeija (izquierda). Créditos: Extraída desde The Queen.

‘‘En la comunidad LGBTIQ+ es muy usual ser excluidos de sus familias, muchos(as) no tienen apoyo, comprensión y contención. Por esto muchas personas llegan a un lugar que se puede llamar la familia que sí escoges’’, dice Danae Paz. 

Parte de House of LaBeija en la actualidad. Créditos: @officialhouseoflabeija.

Actualmente, para la artista, el drag representa una forma de expresión de total libertad y libre de prejuicios, especialmente para la comunidad LGBTQ+. ‘‘Es un espacio seguro para poder desarrollar nuestra femineidad reprimida, algo con lo que muchos(as) podemos sentirnos identificados y conectar’’.

La expansión en Chile 

Uno de los shows de drags más conocidos a nivel mundial es Rupaul’s Drag Race, programa televisivo de Estados Unidos que nació el 2009 y que hasta la fecha se encuentra en emisión. Quien está a cargo de este espacio es la drag queen destacada internacionalmente y activista LGBTQ+, Rupaul Charles. 

Desde este show televisivo, han surgido otros nombres de drags que dan la vuelta al mundo. De hecho, hace algunas semanas a nuestro país llegó el evento All Winners, que juntó a destacadas exponentes del programa con artistas nacionales en el Teatro Caupolicán, entre ellas, Danae.  

El evento fue catalogado como histórico, no solamente por el nivel del espectáculo presentado por las exponentes nacionales e internacionales, sino porque la convocatoria repletó el Teatro Caupolicán. 

‘‘Participar del evento drag más grande del país, con más de 4 mil personas en el público, fue como estar soñando despierto. Me sentí como Katy Perry en su Teenage Dream era. Creo que ese evento da pie a que el drag chileno llene muchos teatros más, y quién sabe tal vez un Movistar, un Estadio Nacional. O, incluso, qué hermoso sería una apertura de la Teletón con drags’’, dice Danae.

A pesar de esta masiva apertura hacia la cultura drag, la artista sí subraya que lamentablemente esto no es algo del todo normalizado, ya que la discriminación es algo aún palpable hacia la comunidad LGBTQ+. 

‘‘Chile aún es muy conservador, cuando salgo a la calle en drag todavía recibo comentarios desubicados y de mal gusto. Incluso, el año pasado tuve problemas en un programa de televisión al que me invitaron por ir vestido “de mujer”. Entonces ha avanzado, pero no significa que no exista mucho camino más por recorrer y que otorgue mayor visibilización y roles de relevancia, porque el drag no es solamente colores, fantasía y entretención’’, indica. 

Por último, la artista cree que la apertura hacia esta comunidad seguirá expandiéndose, esto de la mano de más personas que se atreven a formar parte de la cultura drag, así como de quienes la consumen. 

‘‘Creo que cada día se valora más dentro del país, el nivel de nuestro drag también cada vez es más elevado, por lo que el sentido del drag como arte recibe mejor apreciación. Pero me encantaría que existiera más visibilización’’, expresa la performer

‘‘Faltan drags en televisión, faltan drags en podcast, faltan drags en la moda, faltan mentes drags en la política’’, finaliza Danae Paz. 

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Experto UMCE en violencia escolar: “No es la escuela la que fabrica violencia, esta viene de afuera hacia adentro”

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Según la Superintendencia de Educación, el retorno a clases muestra un aumento de violencia en comunidades escolares y en zonas próximas a recintos educacionales. En solo dos semanas se han registrado balaceras en sectores aledaños a establecimientos, detectado a estudiantes portando armas y en un liceo en Antofagasta se recibieron amenazas, a través de redes sociales, de que se realizaría un tiroteo en el recinto, además del funeral narco en Valparaíso, que obligó esta semana a la suspensión de clases en 14 establecimientos educacionales de la zona.

Las causas de tal violencia se atribuyen a diversos factores: la pandemia y el confinamiento, el impacto por la expansión del narcotráfico, la crisis económica, la pobreza y las carencias familiares, entre otras. Lo cierto para el experto en convivencia escolar de la UMCE, Manuel Cuevas, es que la violencia se instaló en la escuela y lo urgente es generar canales para contenerla y contribuir a bajar los números, antes de que siga creciendo. 

El académico de la UMCE y también especialista en violencia en la escuela, señala que la violencia no fabrica violencia, sino que ella viene del exterior. “La escuela no es una caja vacía y transparente en que entra la violencia de afuera, la escuela también produce su propia violencia, y los estudiantes también contribuyen a partir de sus crianzas de maltrato, carencias, hacinamiento, roles disfuncionales, injusticia y pobreza. La escuela agudiza, no es la que fabrica violencia, esta viene de afuera hacia adentro”.

Sumado esto a “un contexto de violencia, donde no hay meritocracia, donde hay una segregación constante, lleva a buscar entonces también otra forma de reconocimiento, quién es el más fuerte, la violencia genera rango, control sobre los otros”, indicó el profesional. 

La violencia es el resultado de la ausencia de límites 

Según cifras de la Superintendencia de Educación las denuncias de maltrato a estudiantes aumentaron un 87% durante este año respecto al año pasado, lo que da cuenta de un aumento de violencia en las comunidades escolares que resulta a lo menos preocupante. 

Cuevas explica que, para construirse, para saber quiénes son, los adolescentes necesitan chocar contra alguien, “y a veces no tengo que tener buenas razones, tengo que tener ganas, que es lo que te sobra a esa edad. Pero el escenario actual no es solo de rebeldía sino más peligroso por las formas que se utilizan. Un joven va y genera una amenaza a través de sus redes sociales de que habrá un tiroteo, está haciendo un intento por medir las consecuencias y los efectos de un acto porque no tiene límites. La violencia es el resultado de no tener límites. Muchas veces se agrede a otros, invocando a un tercero que me llegue a ordenar, a rayar la cancha” 

Según indicó, los estudiantes “esperan un rol de autoridad de los profesores que ha cambiado, pero esperan aún una palabra que dé sentido en el caos, esperan autoridad, quieren que los profesores pongan las reglas”.  

Soluciones para bajar cifras de violencia 

Según el especialista de la UMCE, la solución a este conflicto hay que abordarla desde todos los ángulos. “Tiene que ser a nivel de los que toman las decisiones, los directivos; los equipos de convivencia que hacen gestión; los apoderados, que tienen una expectativa de fe puesta en la escuela; a los estudiantes”.   

Asimismo, agrega que “hay que recuperar cosas que funcionan, la escuela sigue siendo un espacio de humanización, lo que pasa es que se transmite también lo peor de lo humano, la injusticia, los privilegios, la misma escuela reproduce los mismos fenómenos de afuera”. 

Finalmente, el psicólogo señala que, si bien se ha perdido la promesa de que la educación podía cambiar la vida, hay que recuperarla. “Aquí no hay que inventar la rueda, hay que escoger ruedas y echarlas a andar, hay que cambiar el lenguaje punitivo del castigo por un lenguaje pertinente al espacio educativo, porque hay que restituir el valor de la sanción, que sea clara y conocida, actualizarla. En muchos colegios dicen ‘no se puede usar el celular’, pero resulta que se ocupa igual. Cuando lo que debiera decir es que ‘el celular solo podrá ser utilizado cuando tenga un carácter pedagógico indicado por el docente’. Hay que empezar por ese tipo de cambios”, concluye.

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Alejandro Pelfini, sociólogo y autor de «¿Son o se hacen?»: “Las élites empresariales chilenas tienen escasa capacidad reflexiva”

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No fue fácil llegar a conversar con los patriarcas de la élite empresarial del país. Lo logró desde un puente que no falla: el espiritual. Fue un sacerdote jesuita el que le abrió las puertas de las casas y oficinas de los guardianes del modelo neoliberal chileno. Así lo relata Alejandro Pelfini, doctor en Sociología de la Albert-Ludwigs-Universität Freiburg de Alemania, argentino y académico de la Universidad del Salvador y de Flacso-Argentina, que presentó su libro ¿Son o se hacen?: Las élites empresariales chilenas ante el cuestionamiento ciudadano, de Ediciones UAH.

Este trabajo que hizo junto a su colega Omar Aguilar, doctor en Sociología de la UAH, producto del Fondecyt regular 1141001, La transformación de las élites empresariales en una sociedad emergente. Distinción, tolerancia y transnacionalización de las élites empresariales chilenas, y realizado entre 2014 y 2017 cubre un período histórico marcado por los escándalos de corrupción, colusión, financiamiento ilegal de la política, estallido social y proceso constituyente. “Fue un momento que puso en tela de juicio la supuesta superioridad y capacidad de liderazgo de los ‘guardianes del modelo’, porque la ciudadanía los apuntó como abusadores”, dice Pelfini. 

Quisieron indagar en la definición de este grupo y cómo respondieron al cuestionamiento por su riqueza y probidad moral, no solamente en Santiago sino también en regiones. Para lograr un análisis robusto hicieron treinta entrevistas a sus representantes, a las que agregaron otras más recientes sobre las actitudes predominantes del empresariado respecto de la nueva Constitución. Fue un trabajo largo, de años, y que finalizó con el prólogo encargado al destacado periodista Daniel Matamala, quien utilizó la metáfora del espejo de la bruja de Blancanieves para retratar a una élite con exceso de vanidad e incapacidad de aceptar la realidad y la verdad de las cosas.

Matamala se pregunta: “¿Qué respuesta ha recibido históricamente la élite empresarial chilena cuando pregunta a su espejo? ¿Cómo ha cambiado esa respuesta en los últimos años? ¿Cuál ha sido la reacción ante los cambios de la realidad económica, política y social del país? La investigación responde a todas estas interrogantes y también a la del título ‘¿Son o se hacen?’”.

Para Pelfini, la élite nacional heredó una serie de capitales y un habitus que le permite concebirse, ejercer y ser percibida como grupo privilegiado. La pregunta “son o se hacen” tiene que ver con sus orígenes, su continuidad en el tiempo, la relación con la clase alta, su capacidad de renovación y de vincularse al Estado y a la clase política. Esto último, en nuestro país, lo lograron a partir de la segunda fase de la dictadura. “Lo primero que quisimos hacer fue definirlos, porque es difícil y polémico”, señala.

¿Por qué es tan complejo?
Porque en Chile, cuando se habla de élite, se dicen cosas como viven en el barrio alto, pero esa categoría no significa nada; otros la definen como el 1% más rico, pero eso habla muy poco de su capacidad de organización; otros dicen que son los dueños de las empresas más grandes de Chile o quienes encabezan los rankings internacionales como Forbes. A mí me parece que esos criterios no son satisfactorios; no muestran la capacidad organizativa y de agencia que sí tienen los grandes empresarios que actúan políticamente. Una cosa son los empresarios, otra el empresariado, y otras sus vanguardias y sus personajes clave.

 –¿Cómo pudo acceder a ellos?
Le tengo que agradecer mucho a la Universidad Alberto Hurtado, porque nosotros empezamos con los contactos clave que nos llevaron a las fuentes más cercanas, pero en un momento nos dimos cuenta de que no llegábamos al corazón del grupo. Enviamos e-mails y cartas y no tuvimos respuesta, y fue ahí cuando le escribí al padre Fernando Montes, que había dejado de ser rector y sabía que estábamos haciendo esta investigación. Él nos apoyó: gracias a su gestión fuimos recibidos en sus casas, oficinas y pudimos tener muy buenas conversaciones con todos ellos.  

 –Uno de los hallazgos es que la élite chilena es muy homogénea, concentrada y con una capacidad de actuar como grupo que es superior a lo que pasa en otros países. ¿Por qué?
La homogeneidad tiene que ver con su origen y la élite chilena tiene una escasa capacidad reflexiva, de autocrítica y de autobservación. En general, son ingenieros comerciales e ingenieros industriales que se forman en los mismos colegios y universidades. Me parece que hay un tema más ideológico, un universo simbólico muy automatizado, repetitivo y autocomplaciente que hace que el grupo se sienta muy orgulloso de sí mismo y de ser los “guardianes” de los chilenos.

¿Cómo eso?
Hay una idea de superioridad moral que se entiende cuando dicen “nosotros somos los que tenemos un talento especial, la responsabilidad de hacer las cosas bien y eso es un servicio al país”. La superioridad cognitiva aparece cuando plantean “sabemos lo que hay que hacer y tenemos el know how para hacerlo”.

¿Cómo les llegan nuevas temáticas, como la agenda de género?  
Frente al tema de género o a las brechas con las pymes pueden dar pequeñas señales de cambio, pero son cosméticas, porque cuando se sienten amenazados por un proceso en serio, como es una reforma tributaria, vuelve a imperar esa idea de consolidación de las posiciones y de la deslegitimación de otras posturas.

¿Están preparados para una democratización efectiva?  
Pueden aceptar a la democracia como un régimen político, pero entender al otro como un interlocutor válido, no. Comunicacionalmente no aceptan otra visión y eso se vio muy claro en las entrevistas.

Y qué pasa con los hijos, ¿tienen una mirada más renovadora?
Sí, claro. Después del estallido tuvieron expresiones en esa línea, pero no llegaron a establecerse como posturas mayoritarias, porque cuando toman decisiones clave repiten lo de siempre. Habría que ver qué pasa en diez años más con la incorporación de las mujeres en las empresas, pero nada garantiza que por ser mujer la élite va a cambiar su manera de ver el mundo. Puede haber cierto tono un poco más sensible, pero no soy tan optimista de creer que cierta cuota de diversidad cambiará el núcleo. Frente al estallido, por ejemplo, dijeron “aquí pasó algo que no funcionó, que tenemos que revisar”, y eso les duró unos meses. Cuando analizaron que, en el contexto de generar un cambio perderían privilegios, dijeron “hasta aquí no más llegamos” y se pusieron a la defensiva. 

 –O sea, ¿no ceden?
Uno podría pensar que aprovecharían de mejor manera las crisis y que cedieran en algunas cosas. Pero no: quieren seguir liderando de la misma manera y esperan que revueltas como el estallido pasen y que el país continúe funcionando a su favor.  

¿Qué es lo bueno de la élite chilena?  
Es interesante cómo se constituyen con una identidad tan fuerte, eso es admirable y llama la atención, porque son capaces de mantener un proyecto consistente, con escasa fragmentación interna, sin grandes conflictos productivos ni políticos, si se compara con élites de otros países que son más complejas. Eso lo lograron durante la dictadura y tiene la virtud de hacer consistente el modelo que quieren, decidir qué política económica necesitan. Hay algo ahí ante lo que uno, como investigador, se saca el sombrero.

¿Qué autocrítica hay tras los grandes escándalos de colusión donde se les apuntó como abusadores?
Dicen “son unos pocos y no hay que enjuiciar a todo el empresariado, que es respetuoso, honesto y responsable”. Se comparan con el resto de la región y dicen cosas como “no somos corruptos como el empresariado argentino o peruano, acá respetamos la ley”.   

En términos religiosos, ¿les funciona la culpa?
Culpa colectiva, jamás. Ellos están convencidos de que son un aporte al país, que dan trabajo, que generan riqueza y que mejoraron el bienestar del país.

¿Por qué es necesario que los chilenos leamos este libro y sepamos cómo piensa la élite?
En términos políticos es necesario porque el empresariado es un actor con poder y capacidad de veto a cualquier proceso de reforma. Hay que entender que, frente a cualquier conmoción social, hay que dialogar con ellos; si se quiere cambiar el modelo, hay que hacer algo con ellos. Por eso hay que conocerlos, diagnosticar sus ventajas y sus desventajas, identificar sus logros, sus talentos y sus déficits. Y también reconocer su astucia y capacidad de contraataque, y estar prevenidos frente a eso.

Por lo menos no se ocultan…
Aparecen mucho en la prensa, sabemos quiénes son, están en la esfera pública y algunos tienen Twitter. Si comparamos esta forma de ser con la élite argentina, la chilena es muy identificable, porque en mi país (Argentina) es muy complejo saber dónde están y además nadie se define a sí mismo como un grupo dirigente. Acá, en cambio, se muestran como líderes del empresariado con poder ilimitado.

Es bien pesimista lo que arroja este estudio: frente a la cantidad de hitos que han sacudido al país no tienen un esquema diferente.
Lamentablemente, no. Y tomando en serio su discursividad moral, en algún momento, pensé que podría haber un mayor aprendizaje y una autocrítica. De verdad lo esperaba, pero quizás fuimos algo ingenuos en eso. La pregunta era qué capacidad tienen de aprovechar estos procesos para renovar liderazgos y la respuesta fue: no hay capacidad, hay escasa reflexividad y lo que esperan es que el país siga igual.  

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