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El abogado, académico y exembajador de Chile en Israel, José Rodríguez Elizondo, considera importante lo conseguido por nuestro país y su canciller, Alberto van Klaveren, en la XVIII Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo, República Dominicana.

Revisando ayer lunes la Declaración de la Cumbre, Rodríguez Elizondo considera que el documento “marca un notable éxito colateral de la diplomacia chilena”, al señalar “en el punto 14, claramente que el tema de la migración requiere una adecuada gestión de los flujos migratorios, un diálogo sobre la gobernanza migratoria ‘abierto, inclusivo y transparente’ y ‘responsabilidades compartidas de los Estados'”. Para el exembajador, esta manera de plantear el asunto no abre espacio a que Bolivia coloque la demanda marítima como una condición para sentarse a hablar del tema migratorio. También destaca como relevante que se convoque a un espacio para implementar estos planteamientos en los próximos meses: “El deseo de realizar el IV Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo en 2023”.

El académico de la Universidad de Chile y autor de Vía constitucional a la revolución: Chile entre el estallido, la plurinacionalidad y el plebiscito (2022) e Historia de la relación civil-militar en Chile: desde Eduardo Frei Montalva hasta Michelle Bachelet Jeria (2018), manifestó previo a la Convención su preocupación por el hecho de que el presidente boliviano, Luis Arce, colocara, como condición para hablar el tema de la migración, que Chile negociara la cuestión de la salida al mar de Bolivia. Para Rodríguez Elizondo, que Arce planteara que no dejarían de “trabajar en promover nuestra reivindicación marítima con Chile”, era imponer una moneda de cambio para empezar a negociar el problema migratorio con nuestro país. 

“Asumidas sin eufemismos, las declaraciones del presidente Arce son extorsivas. Implican que él podrá detener la invasión de venezolanos y otros inmigrantes solo si Chile cede a Bolivia una salida soberana al mar”, señaló Rodríguez Elizondo a El Mercurio el sábado. Ahora, conocida la Declaración de la Cumbre, el abogado y académico destaca lo consensuado en el encuentro internacional en materia migratoria y, principalmente, lo expuesto en el punto 14 del documento, que –a juicio suyo– “es un gran avance”. 

-¿Cuál es el rol de las cumbres?
-Semánticamente son una suerte de “eventos máximos” de cualquier tipo. Básicamente sirven para posicionar temas top, no para resolverlos. Las más complicadas son las cumbres políticas a nivel de jefes de Estado, pues sus acuerdos deben ser consensuados… y esto casi nunca es posible… ¿Cómo podría darse un consenso sustantivo entre los gobiernos de Nicaragua, Cuba, Venezuela y los de Uruguay y Ecuador, por ejemplo? 

-¿Por qué la Cumbre Iberoamericana no planteó el tema de migración como una política específica, si es uno de los problemas más urgentes en la región?
-Por lo dicho: una política específica supone poner el foco en los millones de venezolanos que produce el régimen de Maduro y este no solo tiene voto propio, sino el de sus asociados en la región. Pero, ¡ojo!, a falta de política específica, el punto 14 de la Declaración dice claramente que el tema requiere una adecuada gestión de los flujos migratorios, un diálogo sobre la gobernanza migratoria “abierto, inclusivo y transparente” y “responsabilidades compartidas de los Estados”. Incluso expresa “el deseo de realizar el IV Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo en 2023”. A mi juicio, esto no soluciona el problema de manera específica, pero colabora y, sobre todo, marca un notable éxito colateral de la diplomacia chilena.

-¿Por qué?
-Porque neutralizó ipso facto el proyecto del presidente Luis Arce de canjear control de los migrantes que llegan desde Bolivia por una salida soberana al mar. Lo planteó días antes de la Cumbre quizás porque, emulando a Evo Morales –con quien está en dura competencia–, quiso aprovecharla como escenario para reinternacionalizar la aspiración marítima de su país. Creo que debemos reconocer el acierto del Presidente Boric al designar como canciller a Alberto van Klaveren, viejo zorro de la política y diplomacia internacional.

El detalle del punto al cual se refiere el especialista, dice así: 

  1. Reiteramos nuestro compromiso a favor de una migración segura, ordenada y regular, respetando plenamente los derechos humanos de los migrantes mediante la búsqueda conjunta de mecanismos que garanticen una adecuada gestión de los flujos migratorios, procesos de regularización migratoria ágiles y accesibles, la inserción socioeconómica de los migrantes, el apoyo a las comunidades de acogida y la lucha coordinada contra el crimen transnacional organizado y las redes de trata de personas y tráfico ilícito de migrantes. Reafirmamos, igualmente, nuestra voluntad para seguir trabajando por erradicar las causas multidimensionales de la migración irregular. Para estos propósitos, el diálogo sobre la gobernanza migratoria debe ser abierto, inclusivo y transparente, sosteniendo los principios de no selectividad, inclusión, solidaridad, cooperación regional e internacional y las responsabilidades compartidas de los Estados. En este sentido, expresamos el deseo de realizar el IV Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo en 2023.
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