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El pasado domingo, el excandidato presidencial y fundador del Partido Republicano, José Antonio Kast, fue categórico sobre su posición y la de su colectividad respecto a la reforma tributaria: “Nosotros hemos sido de una sola línea, en temas tributarios somos partidarios de bajar impuestos. Si Chile Vamos o la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) quieren más impuestos, nosotros no”, señaló en entrevista a Canal 13. 

Ayer lunes, Chile Vamos tomó distancia de la posición de J. A. Kast y empezó a hablar de la necesidad de diálogo con el Gobierno, evidenciando su disposición de sentarse a la mesa para intentar arribar a acuerdos, en el corto y mediano plazo. Mientras tanto, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, ratificó el compromiso de que el Ejecutivo insistirá en la tramitación del proyecto de reforma durante 2023.

Y es que, pese a la dura derrota política sufrida por el oficialismo el pasado miércoles en la Cámara de Diputadas y Diputados, la contingencia abre nuevos espacios de diálogo en torno a una reforma tributaria que convoca a nuevos actores clave, como el sector empresarial, que ahora sí tendría mejor disposición para conversar. De igual manera, los tres partidos políticos que conforman Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli) surgen ahora como actores que podrían ser trascendentales en el destino final de esta reforma. El tema es cuánto estarán dispuestos estos partidos a conversar y transar en la búsqueda de dichos acuerdos con el oficialismo.

Desde la Unión Demócrata Independiente (UDI) dicen “estar disponibles, pero no para una mala reforma tributaria”, tal como lo reiteró su timonel, el senador Javier Macaya. Asimismo, el parlamentario destacó que la reforma fue rechazada con votos del propio oficialismo, por lo que –a su juicio– no es atribuible a la oposición la responsabilidad del fracaso de esta, una de las reformas emblemáticas del Gobierno del Presidente Gabriel Boric.

En Renovación Nacional (RN), en tanto, recordaron que hace ocho meses –junto a la bancada parlamentaria de la UDI– le propusieron al Gobierno separar la discusión sobre reforma tributaria, cuando esta recién comenzaba, con el propósito de aprobar primero todo lo relacionado con evasión, elusión y extensión tributaria, más royalty minero y, de esa manera, conseguir rápidamente el financiamiento para la Pensión Garantizada Universal (PGU). En ese momento, el oficialismo no respaldó dicha iniciativa.

Sobre los eventuales requisitos de su sector para apoyar un proyecto de esta naturaleza, el diputado y jefe de bancada de RN, Frank Sauerbaum, aseguró que lo importante era lograr los recursos necesarios. “Esperamos nosotros presentar una reforma que sea recaudatoria, pero que también presente elementos que tengan que ver con la motivación de la inversión y la generación de puestos de trabajo para enfrentar la recesión que estamos viviendo”, puntualizó.

Por su parte, el senador de Evópoli y también integrante de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta, Felipe Kast, cree que, a partir de ahora, el Gobierno debería cambiar el foco y construir un pacto a favor del crecimiento económico, la inversión y la creación de empleos. “Creo que hoy día avanzar en una reforma tributaria sin preocuparse del crecimiento económico sería un error profundo, y que dañaría la calidad de vida de las chilenas y chilenos. Ojalá poder imitar lo que hizo Ignacio Briones en medio de la pandemia –cuando convocó a los mejores economistas de Chile– y, de esa forma, trasformar esta derrota en una gran oportunidad”, planteó el parlamentario.

Disposición del sector empresarial

El sector empresarial también dio señales de disposición a conversar la reforma tributaria y esto es lo que explica que José Antonio Kast cuestionara directamente a la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) en su intervención en Canal 13. Susana Jiménez, vicepresidenta de la CPC, fue clara el domingo en una entrevista a El Mercurio, cuando señaló que “lo que se rechazó no es la idea de un pacto tributario, fue una propuesta que tenía muchas deficiencias”.

Por su parte el expresidente de la CPC, Juan Sutil, también insistió en el diálogo y, en tal sentido, indicó que lo sucedido en la Cámara abre una oportunidad para el mundo político y empresarial de buscar un pacto amplio: “Esta es una gran oportunidad para cambiar la reforma y el tono de la discusión, y pensar que tenemos que construir un país que nos una a todos. Tenemos que hacer buenas reformas que permitan llegar a acuerdos en temas tributarios, fiscales, de modernización del Estado y pensiones”.

Otra señal de apoyo al diálogo en el sector privado fue la del gerente general de Quiñenco (holding del grupo Luksic), Francisco Pérez Mackenna, cuando el miércoles, a la salida de un seminario organizado por McKinsey y al ser consultado por el rechazo a la idea de legislar, señaló que el “tema sigue arriba de la mesa” y, aunque admitió que el proyecto no le gustaba, agregó que era importante llegar a una reforma que lograra consenso: “Creo que lo que tiene que venir ahora es el diálogo (…). Que los proyectos país, que son de largo plazo, para resolver problemas que nos van a acompañar por muchos años, sean de todos y no de un sector u otro”, sostuvo.

Pérez Mackenna hizo mención a la necesidad de resolver temas a largo plazo: “Resolver los problemas sociales no es una tarea de corto plazo. Uno puede resolver un problema puntual a través de una solución de emergencia, pero no cuando se trata de definir el financiamiento del programa social de Chile por los próximos 40 o 50 años”, remató.

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