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Jeroen Douwes et al publican una editorial en el Journal of Epidemiologic & Community Health una editorial titulada «La epidemiología de los espacios verdes: ¿un paseo por el parque?«.
En dicha editorial presentan uno de los artículos de investigación publicados en ese número de la revista: Neighbourhood natural space and the narrowing of socioeconomic inequality in years of life lost: a cross-sectional ecological analysis of the Scottish Burden of Disease por Natalie Nicholls et al.
Se trata de un estudio escocés donde se señala que la presencia de espacios verdes en los vecindarios reducen los años de vida perdidos por muerte prematura (YLL en sus siglas en inglés). Este estudio, realizado a nivel nacional en Escocia, que involucró a personas menores de 65 años, mostró que las áreas con más espacio natural combinado (tanto «espacio verde» como «espacio azul«) y jardines privados se asociaron con menores YLL; la exposición al espacio natural también redujo la disparidad en YLL entre áreas de alta y baja privación.
La editorial hace un recorrido por algunas de las pruebas disponibles sobre el efecto beneficioso para la salud de tener un buen espacio natural y verde, como de las hipótesis del porqué se produce este efecto beneficioso:
-El estudio de Ulrich en Science donde señala que una habitación con vistas (al verde) parece tener efectos beneficiosos en una recuperación postquirúrgica más favorable y rápida (suponemos que en el ingreso hospitalario en Pennsylvania no paguen por vistas los que tenga más dinero y haya fenómenos confusores 🙂
-La revisión de evidencias de una monografía de la OMS del 2016 y los efectos beneficiosos en términos de mejora de la salud cardiovascular o la salud mental.
-En dicha revisión se aportan también las hipótesis de cuáles son los mecanismos de porqué la exposición a espacios verdes mejora la salud: disminución del estrés, mejora del sistema inmune, favorece la realización de actividad física, disminuye la exposición a contaminación del aire y a contaminación acústica, posibilidad de espacios de más encuentros e interacción y mejora del capital social.
-Posiblemente las hipótesis se interrelacionan todas entre sí. Entre estas hipótesis para explicar el impacto positivo de vivir rodeado de espacios verdes en la salud incluye también la «Hipótesis de la Biodiversidad» y la interacción entre entorno, microbiota y condiciones de salud: «postula que la reducción de la biodiversidad da como resultado una microbiota ambiental y humana menos diversa; esto, a su vez, aumenta el riesgo de una variedad de condiciones, con microbiota comensal (p. ej., gastrointestinal, pulmonar y de la piel) que se sabe que afecta: (1) la inmunidad y el mantenimiento de la homeostasis y la tolerancia a las exposiciones ambientales, determinadas, hasta el momento, por interacciones microbianas-huésped tempranas mal definidas; (2) el sistema nervioso a través de compuestos similares a neurotransmisores y (3) el sistema endocrino«.
En el análisis de situación del Plan de Salud de Asturias señalábamos la enorme riqueza que tiene nuestra tierra en espacios verdes:
«Asturias tiene un entorno natural privilegiado. Un 33% de la superficie de nuestra comunidad autónoma tiene consideración
de espacio protegido«.
El diseño de nuestros espacios urbanos y el mantenimiento de los rurales está relacionado con diferentes factores relacionados con el bienestar (cultura, economía, demografía…) pero también con un impacto muy positivo en nuestra salud individual y colectiva.
Asturias tiene un enorme potencial salutogénico en espacios verdes y en espacios azules que es necesario cuidar e impulsar en términos de bienestar y salud. Afortunadamente ya hay muchos municipios que están trabajando en este sentido.
Ya hace unos años animábamos -medio broma, medio en serio- a incluir en la revisión del niño sano un manual sobre rutas y paseos por nuestra región o hacer un regalo institucional en este sentido cada vez que un neñu nazca en esta tierra.
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